Artículo: Esperar La Aprobación De Los Demás Es Sacrificar Tu Personalidad (Por Wayne W. Dyer)

15 de julio de 2016

 
Cuando la necesidad de aprobación de los demás es más importante que lo que nosotras pensamos y sentimos, es que creemos que nosotras no valemos nada, que nuestra opinión es insignificante, ya no cuenta. En definitiva, otorgamos a los demás, a su juicio, un valor excesivo, superior al nuestro. Eso acaba anulando nuestra personalidad.

Es fenomenal vivir el aplauso, el asentimiento, la adulación, el elogio ante nuestras opiniones o forma de hacer y pensar. A todas nos gusta sentirnos queridas, valoradas, integradas en un grupo, sea la familia, la pareja, el trabajo, una reunión, un acto político, un encuentro de mujeres o una cena con ex alumnos. Sólo cuando la aprobación de los demás se convierte en una necesidad hay que empezar a desconfiar.

Las obras del profesor Wayne W. Dyer, pionero en técnicas de autoayuda, se siguen reeditando. Son vigentes. Muchas personas desconocemos que desde la infancia nos han programado para someternos a la voluntad de los demás. En esta ocasión vamos a desarrollar el capítulo: “tú no necesitas la aprobación de los demás”.


Hay que traducir “Sin ti no soy nadie” por “Sin mí misma no soy nadie, pero al tenerte hace que este momento presente sea muy agradable.”

Hay que traducir “Sin ti no soy nadie” por “Sin mí misma no soy nadie, pero al tenerte hace que este momento presente sea muy agradable.”

Si un tercero te desaprueba, te inmoviliza
Es imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación de la gente. La necesidad de aprobación (cuando no se puede prescindir de ella) nos lleva a la frustración, al autorrechazo.

Todas las veces que cambiamos de postura para congraciarnos con la persona que muestra disgusto o crítica ante una opinión nuestra, es que deseamos su aprobación. Siguiendo por ese camino, pasan los años y acabamos siendo lo que los demás quieren que seamos.

“El ‘no te fíes de ti mismo’ es la necesidad de tributo y la espina dorsal de nuestra cultura. Si dejas que la opinión de los demás sea más importante para ti que la tuya propia y si no logras luego su aprobación, tendrás toda la razón del mundo para sentirte deprimido, culpable e indigno, puesto que ellos son más importantes que tú.”, escribe Dyer.

Cualquier paso para buscar nuestra propia aprobación nos aleja del control de los demás. Esas actitudes están muy censuradas. Son calificadas de egoístas, desconsideradas, indiferentes, para mantenernos en una situación de dependencia.

La aprobación de la familia

Es normal que el niño, en los primeros años, necesite de la aprobación de papá y mamá. Ahora bien, en paralelo, el niño tendría que aprender a pensar y solucionar sus propios problemas y desarrollar la confianza en sí mismo. Cuando los papás acaban actuando como árbitros que todo lo controlan y no dejan espacio para la individualidad, se convierten en dueños de sus hijos. Para que no les pase nada malo, les protegen en exceso.

Si los niños no tienen las armas necesarias para confiar en sí mismos en los momentos difíciles (enfrentarse a los insultos de los demás, solucionar sus peleas), es imposible que adquieran un comportamiento independiente que les sirva para toda la vida.

La aprobación en el colegio

Escribe Dyer: “Los colegios no son eficaces para tratar con niños que dan muestras de un pensamiento independiente. En la mayoría de colegios, la búsqueda-de-aprobación es el camino del éxito. Los viejos clichés de ‘mimado de la maestra’ o ‘lameculo’ se han convertido en clichés con razón. Existen y funcionan. Si logras el aplauso de los profesores, te comportas de la manera que ellos te han enseñado, estudias el programa que te han puesto por delante, saldrás triunfante. Pero aún, también saldrás con una fuerte necesidad de aprobación, puesto que habrán logrado desalentar todos tus impulsos para actuar por ti mismo y con confianza en ti mismo.”

Dar la vuelta a frases que estimulan a buscar aprobación

La frase: “Me haces sentir como una mujer”.

La contrafrase: “Yo me siento mujer por mí misma; eso nada tiene que ver contigo”.

La frase: “Tú eres el rayo de sol de mi vida”.

La contrafrase: “Yo soy el rayo de sol de mi propia vida, y al tenerte a ti, la hago brillar aún más”.

La frase: “Me haces tan feliz”.


La contrafrase: “Yo me hago a mí mismo muy feliz por las cosas que me digo a mí mismo respecto de ti”.

Comportamientos de búsqueda de aprobación

Cambiar de postura o de manera de pensar porque alguien da muestras de desaprobación.

Suavizar un comentario o declaración para evitar reacciones de desagrado.

Adular a tu interlocutor para que te quiera.

Sentirte deprimida o angustiada cuando alguien no está de acuerdo contigo.

Sentirte insultada o humillada cuando alguien comenta o declara una opinión contraria a la tuya.

Sentirte intimidada por un vendedor agresivo y comprar algo que no te gusta o no quieres… O… tener miedo de devolver alguna mercancía porque le disgustará y no te querrá.

Sentirte infeliz porque alguien que tú aprecias tiene una opinión contraria a la tuya y te la expresa.

Qué crea el sentimiento de frustración

Hacer responsables a los demás de tus sentimientos. Si te sientes fatal, dolida, deprimida…, porque alguien no te aprueba, entonces esa persona, no tú, es responsable de lo que tú sientes.

Si ellos o ellas son responsables de cómo te sientes porque no te aprueban, cualquier cambio en ti se vuelve imposible, puesto que es por culpa de los demás que te sientes así. Entonces ellos
o ellas serán responsables también de que tú no cambies. Así la búsqueda-de-aprobación te ayuda a evitar cualquier cambio.

Mientras los demás sean los responsables y tú no puedas cambiar, tú no tendrás que correr ningún riesgo. En consecuencia el aferrarte al comportamiento de búsqueda-de-aprobación te ayudará
convenientemente a evitar cualquier actividad que implique correr un riesgo en la vida.

Reforzar la imagen pobre de ti misma y con ello fomentar tu autocompasión y desidia.

Culpar a los demás de lo que estás sintiendo, con lo que creas un efecto de chivo expiatorio para todo lo que no te gusta en tu vida.

Estrategias para no buscar la aprobación de los demás

Una primera estrategia es tener pensamientos positivos sobre tu valía cuando entras en contacto con algún tipo de reprobación. Pero existen otras:

Si alguien está en desacuerdo contigo, en vez de defenderte o cambiar de posición, contesta: “tú te estás enfadando y piensas que yo no debería pensar como pienso”. De este modo, la
desaprobación pertenece a la otra persona, no a ti.

Si piensas que alguien está intentando manipularte rebajando tu autoestima, dilo. No intentes ablandarte para buscar algo de aprobación. Contesta: “Supongo que te gustaría que yo cambie de
opinión”.

Si, por ejemplo, tu marido te dice que te estás portando de una manera tímida y nerviosa, que no le gusta, en vez de intentar complacerlo, simplemente le agradeces que te lo haga notar. Así
desaparece el comportamiento de búsqueda-de-aprobación.

No dejes que te manipulen con acusaciones o actos de desaprobación. Ignóralos. Si alguien responde a un comentario tuyo con insultos o te cuestiona, no dejes que su opinión sea más importante
que la valoración que tienes de ti misma.

Ante una crítica, piensa: “Éste es asunto suyo, yo me imaginaba que iba a actuar así. Pero eso no tiene nada que ver conmigo”.

Confía en ti misma cuando compres ropa u otros efectos personales sin consultar primero con alguien cuya opinión valoras más que la tuya propia.

Deja de buscar respaldo para lo que dices buscando justificación o apoyo en tu pareja u otra persona, con frases como: “¿No es así, querido?”
Intenta evitar que cualquier pequeñez te inmovilice. Tendrás que practicar mucho para lograrlo.

 Wayne W. Dyer, de su libro "Tus Zonas Erróneas".

 
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