Cuando te sumerges en una relación tóxica, desde adentro cuesta mucho ver lo que en realidad está ocurriendo, solo se siente un drenaje paulatino de energía y el correspondiente desgaste. Normalmente es cuando logras salir que puedes sumar a tu vida el aprendizaje de aquella vivencia que quizás consideramos indeseable, pero que de alguna manera contribuyó al crecimiento.
Algunas cosas que normalmente solo vemos al salir de una relación tóxica:
El tiempo no se recupera: La vida pasa y no espera, a veces no nos damos cuenta de lo fugaz del tiempo e invertimos demasiado esperando que las cosas cambien, que las condiciones se den, que estemos preparados, invertimos demasiado tiempo haciendo planes, mientras la vida nos desfila justo al frente.
El amor que recibimos es proporcional al que nos tenemos: Si nosotros no nos amamos y no nos aceptamos, no podemos pretender que alguien más lo haga. Es el amor propio el que nos garantizará relaciones que sumen a nuestras vidas buenos momentos, risas, alegrías, caricias y sentimientos enriquecedores.
Los rasgos negativos se incrementan: Cuando las actitudes se pasan por alto, ellas siempre irán potenciándose, la violencia, la infidelidad, la soberbia, la actitud crítica, el desinterés, etc… Si no se toman medidas tempranas, cada cosa forma una bola de nieve que termina por aplastarnos.
Quien bien te quiere no te hará llorar: El sufrimiento no tiene que estar ligado al amor, por el contrario, quien bien te quiere cuidará tus sonrisas, bailará con tu alegría y procurará siempre ser fuente de luz en lugar de oscuridad.
Nadie debe permitir que otra persona controle su vida: Todos somos responsables y capitanes de nuestras vidas, darle el timón a otro es perder el poder de decisión y con ello muy probablemente nuestro destino no corresponderá a lo que realmente deseamos.
Los terceros pueden ayudar solo cuando se les permite: Si alguien no quiere ver algo o no llega a reconocer que necesita algún tipo de ayuda o intervención, será muy complicado que las buenas intenciones de alguien externo lleguen a favorecer en algo la situación.
El dolor puede volverse un hábito: Podemos acostumbrarnos a todo, inclusive a lo negativo, el dolor puede volverse un estilo de vida y convertirse en el lienzo de nuestra triste vida.
El miedo puede más que muchos sentimientos: Cuando sentimos miedo a perder algo, al cambio, a equivocarnos, podemos llevarnos por delante muchos sentimientos que pudiesen servir de motores cuando estamos en medio de una relación inconveniente.
El amor no todo lo puede: Podemos amar y podemos ser amados, pero si no hay respeto, comunicación, lealtad, consideración, etc… Muy probablemente el amor termine por fracturarse.
El maltrato no tiene excusas: No importa el momento que se atraviese, el maltrato no tiene justificación, siempre habrá muchas maneras diferentes de expresión o de llamado de atención que no impliquen el maltrato en cualquiera de sus formas.
La vida y el amor son para disfrutarlos, no para padecerlos: ¿Para qué otra cosa podemos estar acá si no es para procurar nuestra felicidad, para disfrutar la vida y amar y ser amados? Cualquier cosa que nos desvíe de ello debe ser evaluado y probablemente anulado de nuestras vidas.
Nadie es indispensable: No importa cuál sea el rol que alguien ocupe en nuestras vidas o viceversa, esa persona puede dejar de estar y nosotros podemos continuar… Inclusive podemos darnos cuenta de que no solo seguimos, sino que lo hacemos mucho mejor que antes.
La soledad es mejor compañía que algunas personas: La soledad es mirada con miedo y rechazo por muchos, pero cuando se aprecia realmente, nos damos cuenta de que hay pocas cosas como estar en paz con la soledad, al enamorarnos de ella, nuestros futuros vínculos serán escogidos con mayor cuidado, simplemente porque tienen el mayor de los rivales.
Si logramos aprender todo esto al salir de una relación tóxica, de seguro nos quedamos una gran ganancia.