Vital para las mujeres y los hombres, en especial para las mujeres, el intercambio energético a la hora de hacer el amor.
Si observamos los órganos sexuales del ser humano, vemos que poseen la milagrosa función de la reproducción, de dar “vida”. Por ello, se concentran en este punto un sinfín de energías de todo tipo de las que no somos conscientes en la mayoría de los casos. Más allá de esta función biológica, existe en las mujeres una característica primordial en su órgano sexual, el de acoger y trasmutar la energía de su amante.
Si observamos los órganos sexuales del ser humano, vemos que poseen la milagrosa función de la reproducción, de dar “vida”. Por ello, se concentran en este punto un sinfín de energías de todo tipo de las que no somos conscientes en la mayoría de los casos. Más allá de esta función biológica, existe en las mujeres una característica primordial en su órgano sexual, el de acoger y trasmutar la energía de su amante.
Vulva, clítoris, vagina, útero, etc. están diseñados por la naturaleza
para recibir y acoger la energía del hombre al realizar el acto sexual, y
aunque normalmente el aporte energético se realiza de forma
inconsciente tanto por el hombre como por la mujer, ese intercambio es
real.
En las diferentes culturas, las mujeres han sido
representadas como una copa o cáliz (Sagrado). Y el hombre como una
espada o báculo (de Luz).
En términos culturales de la India o
sánscritos, el sexo de la mujer se denomina Yoni, palabra que significa
"Templo sagrado", a la vez que al sexo masculino se le denomina Lingam o
Báculo de Luz.
En base a este conocimiento, es importante que
aquel hombre que entra en el Templo sagrado de una mujer, sea dador de
Luz, pues aquello que él aporta es lo que comparte energéticamente con
su amante.
Si un hombre es un ser infeliz, libertino, frustrado, con miedos,
etc. solo comparte su energía de baja vibración con la mujer y poco a
poco se puede comprobar el resultado en el propio estado de ánimo de la
mujer.
Si un hombre lleva Luz, puede compartir energía de alta
vibración, que ayudan a desvelar la auténtica naturaleza de la diosa y
ensalzar su estado de ánimo, haciéndola dichosa y preparándola para su
milagrosa función de dar vida o crear todo tipo de proyectos.
Al
contrario para el hombre, la parte masculina de la mujer también
impregna y afecta energéticamente la parte femenina o receptiva del
hombre, aunque su protección energética es más fuerte por ser
predominantemente dador.
Hacer hincapié en la importancia de la
energía que se comparte entre ambos sexos, haciendo de forma consciente
la elección de nuestro/a pareja. Ya que en el caso de simplemente
dejarnos llevar por los deseos más primarios o primitivos, podemos
desajustarnos mucho energéticamente con el resultado de una
insatisfacción y un perjuicio a nivel físico, mental y emocional.
Hacer el Amor o tener sexo, son cosas diferentes, las dos buenas si la
elección de con quien se practican es la acertada. Seamos más
conscientes del Amor y la Sexualidad…