Cuando la necesidad de aprobación de los demás es más importante que
lo que nosotras pensamos y sentimos, es que creemos que nosotras no
valemos nada, que nuestra opinión es insignificante, ya no cuenta. En
definitiva, otorgamos a los demás, a su juicio, un valor excesivo,
superior al nuestro. Eso acaba anulando nuestra personalidad.
Es
fenomenal vivir el aplauso, el asentimiento, la adulación, el elogio
ante nuestras opiniones o forma de hacer y pensar. A todas nos gusta
sentirnos queridas, valoradas, integradas en un grupo, sea la familia,
la pareja, el trabajo, una reunión, un acto político, un encuentro de
mujeres o una cena con ex alumnos. Sólo cuando la aprobación de los
demás se convierte en una necesidad hay que empezar a desconfiar.
Las
obras del profesor Wayne W. Dyer, pionero en técnicas de autoayuda, se
siguen reeditando. Son vigentes. Muchas personas desconocemos que desde
la infancia nos han programado para someternos a la voluntad de los
demás. En esta ocasión vamos a desarrollar el capítulo: “tú no necesitas
la aprobación de los demás”.
Hay que traducir “Sin ti no soy
nadie” por “Sin mí misma no soy nadie, pero al tenerte hace que este
momento presente sea muy agradable.”
Hay que traducir “Sin ti no
soy nadie” por “Sin mí misma no soy nadie, pero al tenerte hace que este
momento presente sea muy agradable.”
Si un tercero te desaprueba, te inmoviliza
Es
imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación de la
gente. La necesidad de aprobación (cuando no se puede prescindir de
ella) nos lleva a la frustración, al autorrechazo.
Todas las veces
que cambiamos de postura para congraciarnos con la persona que muestra
disgusto o crítica ante una opinión nuestra, es que deseamos su
aprobación. Siguiendo por ese camino, pasan los años y acabamos siendo
lo que los demás quieren que seamos.
“El ‘no te fíes de ti mismo’
es la necesidad de tributo y la espina dorsal de nuestra cultura. Si
dejas que la opinión de los demás sea más importante para ti que la tuya
propia y si no logras luego su aprobación, tendrás toda la razón del
mundo para sentirte deprimido, culpable e indigno, puesto que ellos son
más importantes que tú.”, escribe Dyer.
Cualquier paso para buscar
nuestra propia aprobación nos aleja del control de los demás. Esas
actitudes están muy censuradas. Son calificadas de egoístas,
desconsideradas, indiferentes, para mantenernos en una situación de
dependencia.
La aprobación de la familia
Es
normal que el niño, en los primeros años, necesite de la aprobación de
papá y mamá. Ahora bien, en paralelo, el niño tendría que aprender a
pensar y solucionar sus propios problemas y desarrollar la confianza en
sí mismo. Cuando los papás acaban actuando como árbitros que todo lo
controlan y no dejan espacio para la individualidad, se convierten en
dueños de sus hijos. Para que no les pase nada malo, les protegen en
exceso.
Si los niños no tienen las armas necesarias para confiar
en sí mismos en los momentos difíciles (enfrentarse a los insultos de
los demás, solucionar sus peleas), es imposible que adquieran un
comportamiento independiente que les sirva para toda la vida.
La aprobación en el colegio
Escribe
Dyer: “Los colegios no son eficaces para tratar con niños que dan
muestras de un pensamiento independiente. En la mayoría de colegios, la
búsqueda-de-aprobación es el camino del éxito. Los viejos clichés de
‘mimado de la maestra’ o ‘lameculo’ se han convertido en clichés con
razón. Existen y funcionan. Si logras el aplauso de los profesores, te
comportas de la manera que ellos te han enseñado, estudias el programa
que te han puesto por delante, saldrás triunfante. Pero aún, también
saldrás con una fuerte necesidad de aprobación, puesto que habrán
logrado desalentar todos tus impulsos para actuar por ti mismo y con
confianza en ti mismo.”
Dar la vuelta a frases que estimulan a buscar aprobación
La frase: “Me haces sentir como una mujer”.
La contrafrase: “Yo me siento mujer por mí misma; eso nada tiene que ver contigo”.
La frase: “Tú eres el rayo de sol de mi vida”.
La contrafrase: “Yo soy el rayo de sol de mi propia vida, y al tenerte a ti, la hago brillar aún más”.
La frase: “Me haces tan feliz”.
La contrafrase: “Yo me hago a mí mismo muy feliz por las cosas que me digo a mí mismo respecto de ti”.
Comportamientos de búsqueda de aprobación
Cambiar de postura o de manera de pensar porque alguien da muestras de desaprobación.
Suavizar un comentario o declaración para evitar reacciones de desagrado.
Adular a tu interlocutor para que te quiera.
Sentirte deprimida o angustiada cuando alguien no está de acuerdo contigo.
Sentirte insultada o humillada cuando alguien comenta o declara una opinión contraria a la tuya.
Sentirte
intimidada por un vendedor agresivo y comprar algo que no te gusta o no
quieres… O… tener miedo de devolver alguna mercancía porque le
disgustará y no te querrá.
Sentirte infeliz porque alguien que tú aprecias tiene una opinión contraria a la tuya y te la expresa.
Qué crea el sentimiento de frustración
Hacer
responsables a los demás de tus sentimientos. Si te sientes fatal,
dolida, deprimida…, porque alguien no te aprueba, entonces esa persona,
no tú, es responsable de lo que tú sientes.
Si ellos o ellas son
responsables de cómo te sientes porque no te aprueban, cualquier cambio
en ti se vuelve imposible, puesto que es por culpa de los demás que te
sientes así. Entonces ellos
o ellas serán responsables también de que tú no cambies. Así la búsqueda-de-aprobación te ayuda a evitar cualquier cambio.
o ellas serán responsables también de que tú no cambies. Así la búsqueda-de-aprobación te ayuda a evitar cualquier cambio.
Mientras
los demás sean los responsables y tú no puedas cambiar, tú no tendrás
que correr ningún riesgo. En consecuencia el aferrarte al comportamiento
de búsqueda-de-aprobación te ayudará
convenientemente a evitar cualquier actividad que implique correr un riesgo en la vida.
convenientemente a evitar cualquier actividad que implique correr un riesgo en la vida.
Reforzar la imagen pobre de ti misma y con ello fomentar tu autocompasión y desidia.
Culpar
a los demás de lo que estás sintiendo, con lo que creas un efecto de
chivo expiatorio para todo lo que no te gusta en tu vida.
Estrategias para no buscar la aprobación de los demás
Una
primera estrategia es tener pensamientos positivos sobre tu valía
cuando entras en contacto con algún tipo de reprobación. Pero existen
otras:
Si alguien está en desacuerdo contigo, en vez de defenderte
o cambiar de posición, contesta: “tú te estás enfadando y piensas que
yo no debería pensar como pienso”. De este modo, la
desaprobación pertenece a la otra persona, no a ti.
desaprobación pertenece a la otra persona, no a ti.
Si
piensas que alguien está intentando manipularte rebajando tu
autoestima, dilo. No intentes ablandarte para buscar algo de aprobación.
Contesta: “Supongo que te gustaría que yo cambie de
opinión”.
opinión”.
Si,
por ejemplo, tu marido te dice que te estás portando de una manera
tímida y nerviosa, que no le gusta, en vez de intentar complacerlo,
simplemente le agradeces que te lo haga notar. Así
desaparece el comportamiento de búsqueda-de-aprobación.
desaparece el comportamiento de búsqueda-de-aprobación.
No
dejes que te manipulen con acusaciones o actos de desaprobación.
Ignóralos. Si alguien responde a un comentario tuyo con insultos o te
cuestiona, no dejes que su opinión sea más importante
que la valoración que tienes de ti misma.
que la valoración que tienes de ti misma.
Ante una crítica, piensa: “Éste es asunto suyo, yo me imaginaba que iba a actuar así. Pero eso no tiene nada que ver conmigo”.
Confía
en ti misma cuando compres ropa u otros efectos personales sin
consultar primero con alguien cuya opinión valoras más que la tuya
propia.
Deja de buscar respaldo para lo que dices buscando
justificación o apoyo en tu pareja u otra persona, con frases como: “¿No
es así, querido?”
Intenta evitar que cualquier pequeñez te inmovilice. Tendrás que practicar mucho para lograrlo.
Wayne W. Dyer, de su libro "Tus Zonas Erróneas".