La Fábula De La Lechuza y La Tórtola

6 de febrero de 2019

Una lechuza y una tórtola se habían hecho muy buenas amigas. Cierto día, la tórtola vió como su compañera se preparaba para hacer un viaje. Le preguntó:

– ¿Te vas, amiga mía?

– Sí, y todo lo lejos que pueda de aquí.

– Pero ¿por qué?.

– Porque a la gente de este lugar no le gusta mi graznido; se rien, se burlan de mí y me humillan. 


Después de cavilar unos instantes, la tórtola dijo:

– Mira, amiga querida, si puedes cambiar tu graznido, no es buena idea que te vayas, porque si lo cambias ya no necesitarías irte. Y si no puedes cambiar tu graznido, ¿qué objeto tiene que te mudes? Allí donde vayas encontrarás también gente a la que no le guste tu graznido. ¿Qué harás entonces? ¿Volver a mudarte? Es mejor que permanezcas aquí y no pierdas tu serenidad y equilibrio solo porque a algunos no les guste tu graznido.

Reflexión

No podemos aspirar a gustar a todo el mundo, ni ofendernos cada vez que no nos valoran o incluso nos menosprecian. Muchas personas nos aceptan, otras no. Lo importante es aceptarnos a nosotros mismos y reconocer que si nos corrigen cuando de verdad hacemos algo mal, en realidad nos están haciendo un favor. Aunque las críticas hayan de ser hechas con discreción, con cariño y humildad.

Hay mucha gente cuya afición es “criticar por criticar”, pero si has aprendido a reconocerte a ti mismo, a superar las carencias emocionales, a no mendigar el reconocimiento ajeno y si estás seguro de que lo que haces está bien, te respetarás profundamente a ti mismo y ya no tendrás motivos para estar a merced de los juicios y opiniones de los demás, con lo cual al final se verán obligados a respetarte.

 
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