Artículo: Trascender Las Trabas Del Ego

26 de agosto de 2016

El Ego es la creación de pensamientos que hemos hecho realidad y que nos limitan. Empieza por considerar tu ego como una entidad que te acompaña y que tiene un propósito: «quitarte la libertad interior» y «hacerte cautivo».

El ego es muy voraz e insaciable, necesita continuamente retroalimentarse. Es invisible y siempre está a tu lado. Primero investiga y conoce a esta entidad, después percátate de que está obrando por ti. Y por último, libérate de él y ¡sé libre!.

El ego se empieza a formar poco después del nacimiento, cuando el niño se da cuenta de que lo que quiere no lo obtendrá automáticamente y que tendrá que buscar la manera de conseguirlo; sin olvidarnos de las dos emociones más primarias e inconscientes: la envidia y los celos.

El niño va descubriendo su propio cuerpo y a identificarse con él, con su comportamiento, emociones y experiencias. El entorno familiar y social es de gran influencia en la imagen sobre quién es, y quién es para los demás. Por consiguiente, las vivencias y experiencias en los valores de tener, poseer, acumular, ser el primero, ser reconocido, aprobado, las falsas creencias, la relación con el mundo y con otros egos sociales en los que se ha construido una sociedad competitiva, codiciosa, superficial, insatisfecha y vacía.

Todo ello va creando, formando, configurando y retroalimentado la estructura egoica; y como contrapartida, ocultando y distanciando al ser interior, que a su vez sigue condicionando a las nuevas generaciones en la formación del ego.

El ego hace que cada vez nos fijemos más en nuestros intereses distanciándonos y cegándonos cada vez más de la dicha y bienestar de los demás seres. Es como un gran narcótico que genera narcisismo y cuando no consigue lo que desea, siente recelos, inseguridad, inquietud, miedo e insatisfacción.
No se trata de aniquilar o eliminar el ego, ¡eso es imposible!. Se trata de que sea nuestro aliado y de que esté a nuestro servicio, lo que llamamos un ego sintónico; o por el contrario, vivir limitado y esclavo de un ego distónico.

El ego distónico es un tirano, una estafa, un timo, se ofende muy fácilmente, le encanta dividir entre ganadores y perdedores, se aferra a los puntos de vista y está siempre polarizando entre el apego o aversión, siempre quiere tener la razón. Necesita continuamente sentirse superior a los demás, tener más, ansiar y acumular. Se identifica continuamente con los logros, la avidez, el poder, el triunfo, la fama; trata de imponer y manipular.

Es un gran embaucador y tiene muchas artimañas, sabe muchos trucos sutiles y se las ingenia con todo tipo de autoengaños, subterfugios y escapismos. Como decía el gran sabio Chidananda, «el ego es muy misterioso, no se puede saber que es. Es fraudulento, porque cuando tratas de averiguarlo es tu propio ego quien trata de averiguarlo, o sea, que no puedes atraparte a ti mismo».

El ego distónico es un autentico veneno para la mente y el Ser.

El ego sintónico es un autentico manantial y fuente de satisfacción y de contento interior. Es un ego que se pone a nuestro servicio y al servicio de lo demás. No trata de apretarnos entre sus tentáculos; al contrario, es un gran consejero, amigo y aliado. Nos ayuda a sacar lo mejor de cada momento, ante lo grato y lo ingrato. Nos aporta las verdaderas vitaminas del Alma, nos da energías, motivación, enseñanzas y, sobre todo, sabiduría. Nos fortalece contra las adversidades de la vida y nos hace sentirnos en unidad con nosotros mismos y con los demás seres.

¿Qué puedo hacer para conocerme mejor y trascender las trabas del ego?

Lo primero, reconocer que el origen del sufrimiento viene de nuestro interior. Nosotros somos los responsables de nuestra forma de pensar y de dirigir nuestra vida, una vez claro y asumido que nuestra mente es fuente de dolor y fuente desdicha.

Lo segundo, tomar la decisión y determinación de querer saltar de la orilla del sufrimiento a la orilla de la dicha y no ofrecer resistencia al cambio.

Lo tercero, una profunda motivación de querer crecer interiormente y de buscar los medios, métodos y técnicas que nos puedan ayudar a realizarnos. Hay muchísimos métodos y técnicas de crecimiento interior. El yoga y la meditación son por excelencia uno de los sistemas más utilizados en muchas corrientes y tradiciones desde la más remota antigüedad, no es dogmático y está al alcance de cualquier persona que lo desee. Hay muchos tipos de yoga y cada persona puede encontrar el que mejor le convenga según su temperamento, e incluso combinar varios tipos.

Tiene un gran poder de trasformación y evolución de la consciencia y nos aporta muchísimos beneficios a nivel físico, energético, mental y espiritual. Nos enseña a enfrentarnos con nosotros mismo y con nuestros temores; a ser más consciente de lo que ocurre fuera pero también dentro; a calmar la mente, a pensar cuando hay que pensar y lo que es más difícil a dejar de pensar; a conseguir una mente sosegada, satisfecha; y a ser soberano entre lo que pensamos, decimos y hacemos.

En suma, hallar la paz interior. No es un trabajo fácil ni sencillo, no hay atajos para llegar a la cima; al contrario, se requiere mucha motivación genuina, voluntad, atención consciente y perseverancia. Hay muchas actitudes que aprender y desaprender pero lo importante, como dicen todos los grandes maestros, no es la meta, el recorrido ya es la meta.

¿Cómo puedo saber si estoy trascendiendo las trabas del ego?

Estate muy vigilante y atento a tus reacciones, palabras y actos. Obsérvate e intenta investigar y determinar cuando tu ego influye y domina tu vida.

El mejor banco de prueba es la vida, el día a día y momento a momento; en tus relaciones con los demás en el trabajo, la familia, los amigos, los vecinos, cuando vas de compras, cuando tienes que ver o estar con alguien que no te cae bien, y un largo etcétera.

A medida que vayas adquiriendo conciencia de tu ego, podrás poco a poco liberarte del egocentrismo y entrar en la senda de la evolución de la consciencia, el Ser.

Con la siguiente tabla puedes ayudarte a chequear algunas de tus actitudes. ¡Sé sincero contigo mismo!
«Tú mismo eres tu último maestro. Tu maestro exterior no es más que una señal indicadora. Sólo el maestro interior seguirá contigo todo el camino».


 
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