Artículo: Curar El Pasado; Curar El Presente

5 de julio de 2016


Crees que el pasado se pueda curar? Acuérdate de algo que no te haya gustado del pasado… ¿Recuerdas algo que te haya hecho sentir muy mal o causado mucho dolor, culpa, enojo o hasta sentimientos de violencia? ¿Qué sientes cuando te acuerdas de eso en este momento? El pasado no es pasado hasta que realmente pasa. Mientras el pasado nos genere sentimientos de enojo, resentimiento, dolor o culpa, entonces aun no ha pasado y está muy presente, sombreando la vida actual.

Es difícil a veces soltar cosas del pasado, sobre todo cuando nos hicieron sentir emociones fuertes que nos llevaron a sentirnos limitados, frustrados o impotentes, sobre todo cuando éramos niños o adolescentes y no podíamos defendernos o hacer algo al respecto y nos sentimos demasiado heridos.

Las emociones sentidas en el pasado, cuando no son sanadas, suelen repetirse durante nuestra vida de alguna u otra forma, y las emociones como la culpa y el resentimiento suelen sombrear aunque no lo notemos nuestra capacidad de disfrutar la vida plenamente.

¿Cómo sanar el pasado?

Hay heridas desde pequeñas hasta en verdad profundas. Sin embargo, para sanar cualquier herida del pasado, se necesita entender que cada cosa que nos pasa en esta vida nos sucede principalmente por algo: aprender lo que es el amor.

El amor puede resultar repugnante, cursi y superficial cuando alguien nos ha hecho algo. ¿Cómo se puede hablar de amor cuando se odia o se repugna? ¿Cómo se puede ser comprensivo con quien abusa de uno, lo ultraja o lo maltrata?

Parece una misión imposible cuando solo vemos las cosas de forma superficial. Cuando uno ve la punta de un iceberg, no se imagina todo el hielo que hay debajo. La punta del iceberg son las experiencias que nos suceden. Pero en todas hay profundidad.

¿Por qué a mi?

La profundidad de todas las experiencias es el aprendizaje. Aprender a contestar el “¿Por qué a mi?” encierra un gran aprendizaje.

Para esto, me gustaría contar una historia que quizá ayude a sanar el pasado:
Estaban las almas en el jardín del cielo, esperando su turno para venir a la Tierra a vivir un “cuento”.
Entonces, un ángel pregunta en el cielo:

“¿Quién desea ser Caperucita?”

Y todas las almas alzan la mano. Todas querían ser Caperucita. Pero solo se escoge a un alma.
Luego el ángel pregunta:

“¿Quién desea ser la mamá?”

Y muchas almas alzan la mano. Pero solo se escoge a una. Y baja a la Tierra con el papel de mamá.
El ángel sigue preguntando:

“¿Quién desea ser la abuelita, el leñador…?”

Y se van escogiendo las almas que van bajando a la Tierra con ese papel.
Entonces, por último, el ángel pregunta:

“¿Quién desea ser el lobo?”

Nadie. Ningún alma alza la mano. Nadie querría ese papel espantoso.

El ángel pregunta algunas veces más y al ver que nadie alza la mano, el dice:
“No puede haber cuento si no hay lobo. ¿Quién desea ser el lobo?”

Y entonces, alguien que andaba por ahí alza la mano entre la multitud de almas. Todas miran a aquella alma que alza la mano con asombro e incredulidad.

El ángel mira el alma que alzo la mano y le dice:
“Muy bien. Tu serás el lobo. Pero dime… ¿Por qué escogiste ser el lobo?

Y aquella alma contesta:
“Porque necesito bajar a la tierra a vivir ciertas cosas para mi evolución, pero sobre todo, porque yo amo tanto a Caperucita que en verdad quiero que aprenda lo que necesita aprender en la Tierra”.

Así que bueno. Este cuento ilustra como aquellos que parecen nuestros villanos en realidad son almas que de alguna forma necesitan aprender también cosas y enseñarnos a nosotros algunas.

¿Y qué nos quiere enseñar un alma que nos hace daño?

Nos enseña a tener tener más consciencia. Consciencia de las cosas que no hemos tenido cosnciencia y necesitábamos experimentar.

Una forma de cambiar el pasado es cambiar la forma en cómo vemos las cosas. Si nos vemos como víctimas, entonces esto nos perseguirá todo el tiempo. Si aprendemos poco a poco a ver a las personas que nos hirieron como nuestros maestros de vida, entonces podremos enriquecernos de todo lo que vivimos.

Soltando el pasado…

Un ejercicio para empezar a soltar el pasado es escribir una carta a la persona que sentimos nos hirió. Escribe esta carta y suelta todo lo que sentiste, di las cosas espontáneamente y déjate llevar por tus sentimientos, expresa todo en esta carta y libera tus pensamientos más reprimidos. 
Evita decir cosas como “No vale la pena” “Ya no tiene caso” “¡Ya lo olvidé!”.

A muchas personas les cuesta reconocer su enojo, o sienten no se deben enfadar porque no se les permitía enfadarse con sus padres, etc. Pero si estás leyendo esto, es por algo. Date el permiso de explorar lo que sientes y liberarlo.

Las emociones son energía muy poderosa que nos influye, y muchas de ellas están guardadas y negadas. Te quitaras un peso grande de encima si te das el permiso de explorarte. Tus relaciones, economía y salud mejoraran notablemente, empezaras a sentirte muy distinto si te permites entrar más profundo en ti. No juzgues tu enojo ni tu violencia, todo se ha puesto en la naturaleza con una finalidad. Nadie te juzgara si eres en verdad franco y sincero.

Una vez que hagas la carta y te liberes de lo que sientes, y reproches o reclames, y dejes fluir tus sentimientos de violencia si los hay, entonces puedes escribir n la zona de comentarios y aquí te guiamos para que puedas en verdad dejar atrás el pasado e iniciar con energía fresca y nueva tu vida.

 
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