Artículo: Autodesconocimiento, El Camino Hacia Tu Corazón

20 de marzo de 2016


El Autodesconocimiento es el camino que nos llevará hacia nuestro corazón, hacia nuestra alma, hacia nuestro Ser, nuestra divinidad, nuestra propia esencia, y la llave que lo abrirá se llama OBSERVACIÓN.

Me observo constantemente:
  • ¿Qué estoy sintiendo?
  • ¿De dónde viene ese sentir?
  • ¿Qué es lo que estoy ocultando?
  • ¿Para qué lo hago?
  • ¿Qué es lo que busco y no logro encontrar?
  • ¿Por qué se repite la historia?
Observo hasta la observación. Es algo automático, que surge sin querer. No tengo que pararme a pensar. Viene solo, sin previo aviso, sin llamar a mi puerta, sin pedirme permiso, sin maquillar. No recuerdo cuando empezó, lo único que sé es que ya no puedo dejar de hacerlo.



Desconocerse requiere de mucha valentía y de una gran honestidad. Si no vas de la mano de estas dos virtudes nunca te encontrarás. Jugarás al escondite contigo mismo, una y otra vez, hasta que no haya más lugares donde esconder y agachar la cabeza, hasta que tus pies se desmayen de darte tantas vueltas, hasta que tu mirada no pueda quedarse más ciega, tus oídos más sordos y tu boca más seca.

Irás de aquí para allá, trampearás cada una de tus entradas y “saldrás por patas” cuando te veas llegar. Pero una vez te Sientes, te escuchas, te lees, serás incapaz de ponerte una venda más. La partida habrá empezado y tú serás el único que decidirás dónde caerán los dados y qué ficha moverás.
Es un viaje de por vida, no hay billete de vuelta hacia ningún lugar, sólo uno de ida de regreso a tu verdadero hogar: tu Corazón.

Habrás aprendido tantas técnicas, tantos métodos, habrás acudido a mil y un cursos, visto cientos de charlas, leído páginas y páginas, huido decenas de veces a tus anhelados retiros que creerás saberlo ya todo de ti.

¡¡Falso!! No caigas en la trampa del “ya he llegado” porque nunca lo haces. Cree en todo pero no sepas nada. Sé humilde y por muchas veces que te caigas, sigue caminando, aunque sea de rodillas, arrastrándote o cojeando. Párate a respirar y continua acariciando el cielo que estás pisando.

La Impertinencia es nuestro estado natural. No morimos, nos transformamos. Lo que yo siento ahora, en cinco minutos lo he dejado de sentir. Mis certezas de hoy son la ignorancia de mi mañana. No puedo estar segura de nada. La inestabilidad es el suelo en el que me sostengo.

A medida que te vas desconociendo vas dudando más de ti y nada das por sentado, por muy cómodo que sea el sofá en el que te acuestas. Poníamos la mano en el fuego al decir: ¡La Tierra es Plana!, le pese a quien le pese, y quién opine lo contrario ¡a la hoguera!. Ahora quizás nos estemos quemando todos creyendo que es redonda…

¿Cómo voy a ser la misma que ayer si 86.400 segundos han experimentado en mi presencia? Es imposible. Si hasta la caricia de la pluma más suave puede provocarte el terremoto más potente en tu piel.
Estamos muriendo a cada instante, y cada instante volvemos a nacer. No somos de una manera específica, con unas únicas cualidades o particularidades. Somos como ELEGIMOS ser y esa decisión es la que nos otorga el poder de cambiar aquello de nosotros que no nos gusta, de encender aquello del otro que tanto admiramos y apagar lo que nos produce rechazo, no sin antes aceptarnos tal y como somos. Si no lo hacemos, estaríamos huyendo de nosotros mismos, volviendo a escondernos en nuestra guarida, junto con todos esos miedos que nos mantienen demasiado firmes y muy poco flexibles y pareciendo que giramos en una noria en lugar de en una espiral.
  • ¿Quieres ser valiente? Da un paso adelante.
  • ¿Quieres ser cobarde? Quédate como estás.
Ninguna opción es mejor o peor que la otra. Las etiquetas es mejor tirarlas a la basura antes de que ellas te arrastren hacia allí. Es lo que prefieres, sólo eso, sin juicios, sin condenas, sin machaques y sin durezas.
¿Te cuento un secreto? No puedes conocerte, por muchos intentos que hagas y muchos sudores que te mojen la frente.

¿Y sabes por qué? Porque nada de lo que puedas creer ser Es lo que eres. Siempre hay una capa más, un aprendizaje más, un ir hacia Dentro más, un escalón más que subir y una sabiduría más por alcanzar, que tu mente no es capaz de Ver, no porque no quiera sino porque no tiene esa capacidad.

Tu  Corazón no necesita saber más de ti, sólo está esperando a que le Ames, a que te ames.

La mente piensa, el corazón siente.

Así que no, ¡No te conozcas, por favor! Conviértete en toda una Ignorante y quizás, sólo quizás así, puedes llegar a saber algo sobre ti.

¿Te conoces? ¿Cuál es la percepción que tienes sobre tu persona? ¿Te quieres lo suficiente para ver tu mejor cara? Atrévete a contestar a estas preguntas con sinceridad y no te desanimes si el ejercicio sale más bien chungo; recuerda que nadie, nadie es profeta en su tierra.

Casi siempre tenemos una visión más objetiva cuando nos referimos a los demás que cuando nos centramos en nuestra persona. Los atributos físicos ajenos son, por lo general, mejores que los nuestros y son objeto de deseo si no de envidia; ¿a que nos gustaría tener los ojos o la boca o las manos o las piernas o …, de otra persona?

Lo que podría parecer una generalización para animar una conversación tiene visos de mayor objetividad después de que la firma de cosmética DOVE realizara una prueba de la mano, ni más ni menos, de un artista forense del FBI en la que una muestra de mujeres describía individualmente sus rasgos personales para construir un retrato robot y una persona con la que cada participante había tenido un breve contacto previo hacía la, digamos, contra descripción. Los resultados fueron muy ilustrativos de lo poco que nos gustamos a nosotros mismos ya que en todos los casos las percepciones externas fueron mucho más favorecedoras y cercanas a la realidad. Echad un vistazo al video que adjuntamos, vale la pena.

La cosa tiene su enjundia más allá de lo anecdótico porque la visión que tengamos de nosotros mismos puede condicionar lo que transmitamos a los demás y de esta manera lastrar nuestra marca personal.
Si no somos nuestro primer fan, es difícil que los demás lo sean.
Conocerse  es sinónimo de quererse y eso último tiene su pequeño grado de complejidad. Significa aceptarse encontrando valor en lo que nos hace únicos y diferentes de los demás incluyendo nuestro lado más oscuro, nuestra zona secreta sin la que no seríamos más que una sombra de nosotros mismos; incluye también un esfuerzo para dotarnos de las herramientas que nos permitan curarnos de las heridas que el día a día y la vida en general nos van haciendo y que tienen mucho que ver por tener bien definidas nuestra misión y visión y por supuesto nuestros valores que nos irán iluminando el camino cada vez que una noche, en la vida hay muchas, nos lo esconda. De aquí que el autoconocimiento sea el primer peldaño en la gestión de la marca personal.

 
FREE BLOGGER TEMPLATE BY DESIGNER BLOGS