¿Los Hombres No Escuchan?

6 de septiembre de 2019

Ella habla y habla y habla… Suele decirse que las mujeres hablan demasiado. Mientras tanto, él intenta dar soluciones para que, por fin, deje de quejarse. Al final, la escena termina en una discusión: “¡Es que los hombres no escuchan!”, reclamará ella, que no entiende cómo un hombre es incapaz de escuchar por más de diez minutos.

Una de las quejas femeninas más frecuentes (por no decir la más común) es que los hombres no saben escuchar. A lo que ellos, confundidos, responderán que sí saben hacerlo y que pueden repetir con precisión todo lo que se les ha dicho.

¿De verdad los hombres no escuchan?

Lo que sucede realmente es que, de acuerdo con la manera en que nos hemos socializado, hombres y mujeres tenemos una manera muy distinta de afrontar las dificultades que nos presenta la vida.

En el universo masculino, los problemas son algo muy personal. Educados para ser fuertes, autosuficientes y protectores, los hombres suelen intentar resolver sus conflictos por ellos mismos.

Pedir consejo es algo a lo que acudirán como la última de las posibilidades, única y exclusivamente en caso de ser absolutamente necesario. Primero, meditarán acerca de las posibles soluciones a su problema en silencio y, si aun así no consiguen encontrar una, buscarán  distraerse con alguna actividad que los ayude a despejar la mente, como ver televisión o practicar algún deporte.

Las mujeres, por su parte, están más acostumbradas a hablar de lo que les molesta y expresarlo. Para ellas muchas veces la necesidad de conversar (o incluso monologar) sobre un problema reside en una necesidad femenina de verbalizar los problemas para entenderlos.

Se ocupns de escucharnos en voz alta y así, conforme hablan, van haciendo una catarsis y descubriendo qué es exactamente lo que les perturba y cómo lo pueden resolver. No necesariamente están pidiendo consejo: más bien ocupn de una audiencia que se interese por ellas y que les muestre empatía, aunque no nos ofrezca ninguna solución.

Diferentes Perspectivas

No es tanto una cuestión de si escuchan o no, sino de percepciones. Para el hombre promedio esa actitud de las mujeres puede resultar muy extraña o, incluso, una pérdida de tiempo. En los parámetros masculinos el único motivo para hablar de un problema es cuando no ha sido posible encontrar una respuesta y se busca ayuda.

Escuchan, pero el solo hecho de hablar por hablar les parece ilógico y por eso, cuando ofrecen una solución y la mujer no la acepta (puesto que todo lo que ella siente que necesita en ese momento es empatía), sienten que han fracasado y se frustran.

Por el contrario, cuando el hombre se encuentra silencioso porque tiene un problema, las mujeres tienden a preguntarle por él. Desde su punto de vista, están mostrando interés, pero desde la perspectiva masculina, están invadiendo su espacio y acosándolo a preguntas.

Este tipo de situaciones se ve de manera mucho más clara si somos conscientes de que los hombres y las mujeres acostumbramos lidiar con los problemas de formas diferentes: mientras ellos necesitan espacio y confianza en que podrán resolver sus cuestiones por sí mismos, ellas necesitan hablar y recibir empatía, más que soluciones.

También algunos estudios a nivel neurológico señalan que la voz femenina tiene inflexiones más complejas que la masculina, por lo que requiere de más actividad cerebral para escucharla. Por el contrario, cuando un hombre escucha a otro, su cerebro procesa que se está escuchando a sí mismo y se le hace más fácil prestar atención. 

                              Por eso dicen por ahí que los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus.

 
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