Hazlo Con Amor O Mejor No Lo hagas

18 de abril de 2018

Cuando estáis seguros de trabajar por una causa justa y noble, nada debe desviaros de este trabajo. Y sobre todo, no os preocupéis por la actitud de los demás con respecto a vosotros porque os arriesgáis a que vuestro impulso pueda detenerse. Como la constancia no es lo que caracteriza a los humanos, algunos, después de haberos aprobado y seguido, os criticarán, se apartarán de vosotros y ni siquiera sabréis la razón.
Así es. En la existencia hay periodos de éxito en los que somos reconocidos, apreciados, y después llegan otros periodos en los que somos ignorados, apartados. Si no estáis habitados por la idea del trabajo desinteresado, corréis el peligro de caer en la amargura y la rebeldía. Volved entonces al pasado: constataréis que, al haber realizado tal o cual trabajo, habéis adquirido ciertas cualidades. Ahora que se presentan nuevas condiciones, debéis seguramente emprender un nuevo trabajo para desarrollar otras cualidades. Así seguiréis siendo siempre dueños de la situación.

Cuando tratáis de elevaros hasta la cima de vuestro ser interior es cuando entráis verdaderamente en comunicación con el mundo divino. Cuando sentís que por fin habéis alcanzado una región situada más allá del polvo y de las nubes, es decir, más allá del plano astral y del plano mental inferior, manteneos en ella firmemente durante el mayor tiempo posible. Después, cómo es difícil que este esfuerzo de concentración perdure más allá de algunos minutos, relajad un poco la tensión y dejaos llevar por la luz como si flotaseis sobre un mar en calma. Ya no pensáis, casi ya no sentís, pero vuestra alma que está ahí, viva, vibrante, se impregna con los elementos más sutiles de las regiones de la luz.

Repetid este ejercicio lo más a menudo posible. Constataréis que cuando debáis volver a vuestras ocupaciones habituales en la familia, en la sociedad, estos elementos espirituales que habréis captado, introducirán la armonía en vosotros, y vuestro deseo de trabajar, de ayudar a los demás, de vivir en armonía con ellos, aumentará. Es ésta una sensación que no engaña y os confirma que seguís estando en comunicación con el mundo divino.

¿Qué debe hacer aquél que ha sido perjudicado, humillado, pisoteado por sus enemigos? Si es sabio, renunciará a vengarse de ellos. Se dirá: «¿Creen haberme aniquilado? Pues bien, ¡van a ver lo que van a ver!» Y empieza un trabajo gigantesco sobre sí mismo, se conecta con las entidades luminosas del mundo invisible, se instruye, se ejercita, hasta el día en que, por fin, posee la verdadera luz, los verdaderos poderes. Y si en ese momento sus enemigos lo encuentran, ¡vaya sorpresa para ellos! Ante la luz de este ser que, en vez de vengarse, ha trabajado sobre sí mismo, algo de inexpresable pasa entonces por sus cabezas. ¡Puede incluso que se sientan muy pequeños y feos!

Así pues, he ahí la victoria, he ahí el triunfo para el sabio: sin combatir a sus enemigos, dejándoles incluso tranquilos, les ha vencido. ¿Acaso no es ésta la mejor solución?… Es preciso, desde luego, haber adquirido ya mucha luz, mucha paciencia y amor para decidirse a practicar este método, y sobre todo para aferrase a él sin vacilar. Pero no existe otro más eficaz.

La sensación de cansancio es ciertamente una realidad objetiva, pero depende mucho también del estado interior. A alguien que me preguntó un día cómo volverse infatigable, le respondí: «Me parece bien revelarle el secreto, pero ¿sabrá acaso utilizarlo? Este secreto es tener amor por todo lo que haga, porque es el amor el que despierta y mantiene los poderes del hombre.» Trabajad durante horas con amor y no sentiréis cansancio; pero trabajad apenas unos minutos con descontento, con irritación, algo os bloqueará y os sentiréis agotados rápidamente.

Cada vez que debáis emprender una actividad o cumplir con un deber, esforzaos en hacerlo con amor o, si no, ¡no lo hagáis! Lo que hacéis sin amor os desgasta, y no os extrañéis, por tanto, de que después no os quede ninguna fuerza. Trabajar sin amor es como si introdujeseis un veneno dentro de vosotros. Diréis que hay tareas que os desagradan, que os aburren (¡sólo con pensar en ellas ya estáis cansados!), pero que os resulta imposible evitarlas. Procurad, en tales casos, encontrar al menos una razón para poder llevarlas a cabo con amor, y esos trabajos os parecerán más soportables. Lo constataréis: estaréis menos cansados, el amor triunfará sobre vuestra fatiga.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
 
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