No Mendigues La Atención De Nadie Y Mucho Menos Amor

13 de abril de 2017

No mendigues amor a quien no tiene tiempo para ti, a quien solo piensa en sí mismo. No lo hagas nunca. No te merece quien te hace sentir invisible e insignificante con su indiferencia. Te merece quien con su atención te hace sentir importante y presente.

El amor se debe demostrar, pero nunca jamás se debe mendigar. El hecho de tener que hacerlo es el más fiel de reflejo de la injusticia emocional, del desequilibrio que vive el sentimiento que cimienta una relación.

Te merece aquel que dice menos pero hace más. No te merece quien solo te busca cuando te necesita sino quien está a tu lado cuando le necesitas y no solo cuando su interés se lo permite. Te merece quien sin esperar nada te lleva dentro, te siente y te hace sentir importante en su vida.

    Al final es simple, la persona que te merece es aquella que teniendo la libertad de elegir, se acerca a ti, te aprecia y te dedica tiempo y pensamientos.

No existe la falta de tiempo, existe la falta de interés

Dicen que no existe la falta de tiempo, que existe la falta de interés, porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad.

También dicen que quien mucho se espera, se decepciona y sufre. Así que tenemos que revisar nuestras expectativas y meternos en la cabeza aquello de “no esperes nada de nadie, espéralo todo de ti”.

Porque las esperanzas y las expectativas son muchas veces (sino todas), la base de los fiascos emocionales y, por lo tanto, de percibir que como falta de interés las actitudes de los demás.

Cuando percibimos lo que los demás hacen o dicen como un fraude, realmente llegamos a sentir dolor. Un dolor emocional que a nivel cerebral se comporta de la misma forma que el dolor físico.
En este sentido cabe hacer un apunte importante y es que debemos darle al malestar psicológico la importancia que tiene. No se nos ocurriría ignorar fuertes punzadas en el estómago o un tremendo dolor de cabeza constante.

Así que, ¿por qué deberíamos ignorar el dolor emocional? No podemos dejar que el tiempo lo cure sin más, tenemos que trabajar sobre él y extraer las enseñanzas que nos brinda del mismo modo que dejaríamos de tomar chocolate si descubrimos que es el causante de nuestro malestar estomacal.

Esto es muy importante porque socialmente se tiene la falsa creencia de que el malestar psicológico es signo de debilidad y de que, al mismo tiempo, el tiempo curará las heridas sin necesidad de “desinfectarlas” ni de poner vendas o parches para evitar que sangre.

Valórate, quiérete bien

Dedícale tiempo a la gente que se lo merece y que te hace sentir bien. No mendigues la atención, la amistad ni el amor de nadie. Quien te quiere, te lo demuestra tarde o temprano. Por eso, si vives en una situación de injusticia emocional tan alarmante, recuerda:

A quien no te llame y no conteste tus llamadas, no le llames. No busques a quien no te extrañe. No extrañes a quien no te busca. No escribas, no te sometas al castigo de la indiferencia que demuestran mensajes ignorados o silencios infundados.

No esperes a quien no te espera, valórate y deja de mendigar y de rogar amor. Porque, como hemos dicho, el amor se debe demostrar y sentir, pero jamás implorar. Tu cariño debe ser para quienes te quieren y te comprenden sin juzgarte.

Y sobre todo no te olvides del valor de tu sonrisa ante el espejo, quiérete y valórate por todo lo que eres y no por lo que alguien que no te merece te hace entender. Ámate bien y date cuenta de que el hecho de que alguien te descuide no quiere decir que tú no debas hacer lo imposible por rodearte de personas que te quieran en su vida.

La falta de interés mata el cariño

El amor se debe demostrar, no mendigar. Hacerlo es someter a nuestra capacidad de amar al peor de los verdugos: la indiferencia. La indiferencia vive del desequilibrio en una relación y se sostiene gracias a la debilidad de los cimientos.

    No hay nada mejor que las muestras de desinterés continuadas para comenzar a abrir los ojos cuando nos sentíamos obligados a cerrarlos.

Entonces nos damos cuenta de que no todo “amor” es amor de verdad, que no siempre el “querer” obtiene reciprocidad y que para ser felices en pareja hace falta que ambos miembros se rían juntos, sean cómplices y buenos amantes.

Solo en ausencia de mentiras, de excusas y de desinterés puede crearse un amor que en esencia base su libertad en conductas saludables y no en sometimientos. Nos merece aquella relación que teniendo la libertad de elegir, sea cercana, se base en el aprecio, en el tiempo compartido y en los pensamientos de mutuo cariño.

Es necesario nutrir nuestra autoestima, querernos bien

Nadie puede hacerte infeliz sin tu consentimiento. Para construir una relación de pareja feliz hay que importarse, quererse y valorarse. Es decir, debemos demostrarnos que nos queremos cada día.

Una vez que consigamos esto estaremos en disposición de no buscar a quien no nos extrañe y no muestre interés, no entregarnos al verdugo emocional de la indiferencia que nos pretende doblegar con mensajes ignorados o silencios infundados.

Da igual los amores que nos decepcionen, da igual que sintamos que estamos al lado del amor de nuestra vida o que no creamos en los amores eternos. El amor verdadero e indispensable es el amor por uno mismo y será a partir de este sentimiento que podamos separar y hacer valer lo que merecemos y lo que no merecemos.
 
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