Supera Las Encrucijadas De Tu Camino Espiritual

20 de diciembre de 2016

En nuestro camino espiritual nos enfrentamos a determinadas encrucijadas que nos obligan a detenernos unos instantes, que nos llevan a la duda.

No hay que tener miedo a la duda, es sólo la constatación de que seguimos teniendo intacto nuestro sentido crítico y este, junto a la apertura mental, son nuestros aliados en el sendero.

Dudar, detenernos, escuchar la voz de nuestra intuición… Cada uno tenemos un camino que seguir y lo que es bueno para mi evolución no tiene porque serlo para la tuya.

Por eso son tan valiosos esos momentos de duda, nos ayudan a reorientarnos si fuera necesario o a seguir con más fuerza por el sendero que estábamos transitando.

La cuestión es que la duda no nos paralice sino que nos haga tomar el camino adecuado a nuestra esencia. Estás son algunas de las disyuntivas ante las que te encontrarás.

– Teoría-experiencia. En esta encrucijada la teoría está siempre al servicio de tu experiencia; no camines por la racionalización abstracta y teoría que te llevarán a conceptos muy alejados de tu verdad.

Vete más bien por el camino de la experiencia, del corazón, de los sentimientos mas profundos que te acercarán a ti mismo.

Estamos en este planeta para experimentar lo que aprendemos, no podemos quedarnos en la parte abstracta, tenemos que vivirlo, con nuestros sentidos, con nuestras emociones…

– Yo-tú. El camino hacia ti mismo es personal e individual, pero nunca individualista. Si al encontrarte a ti mismo no encuentras apertura al otro, es que no te has encontrado de verdad a ti mismo.

Es una falsa encrucijada individuo-comunidad: el camino se hace en grupo aunque camines solo y la decisión de tus pasos sea responsabilidad tuya.

No eres un yo solitario sino un nosotros que se adentra en su experiencia personal y al encontrarse consigo mismo se encuentra conque la idea de separación es sólo eso, una idea.

Formamos parte de un todo del que cada uno aporta su legado, su propio camino, en un mapa compartido.

– Bondad-maldad. Lo más constitutivo de tu profundidad es la bondad. No te dejes asustar por lo “errado” que encuentres como si fuera tu situación definitiva. Si llegas a una encrucijada, tira por el camino de la bondad. Así irás mas certeramente a tu verdadero ser.

– Alma-cuerpo. Se trata de otra falsa encrucijada. Te la propondrán e incluso podrías pensar que es acertada.
Si estás en ella, cae en la cuenta de que por el camino de tu alma no encontrarás la verdad de tu persona corporal.

De la misma manera, si te dedicas en exclusiva a tu propio cuerpo te alejarás de tu camino.
Tú eres una unidad y solo a través de tu experiencia psico-corporal-espiritual encontrarás la verdad de ti mismo.

– Divinidad-Hombre. Si en alguna encrucijada te encuentras con que un camino va hacia Dios y otro hacia el hombre, estas errando el sendero.

A Dios se va siempre por el hombre y con el hombre. En tu vida llamada a crecimiento y plenitud encontrarás siempre la parte de divinidad que reside en ti.

– Riqueza-pobreza. Si te encuentras en esta encrucijada, debes saber que tu riqueza es puro narcisismo, que el camino hacia ti mismo lleva por la pobreza de ser nada más y nada menos que este hombre – esta mujer – que eres.

La pobreza, con su acompañante la humildad, ayuda al autoconocimiento gozoso de quienes somos. No tenemos que responder a éxitos, a triunfos culturales, sino sencillamente ser lo que somos.

Esto no quiere decir que renunciemos a la riqueza material que nos llegue como consecuencia de nuestro trabajo o nuestros actos desinteresados, sólo que la riqueza material debe ser siempre una consecuencia y no un fin en el camino espiritual.

– Poder-no poder. El sendero hacia tu verdad, si se encuentra en esta encrucijada, que elija el no poder.

Ciertamente, si eliges el camino del poder te perderás a ti mismo. Perderás de vista quien eres. La adulación, la vanidad, te equivocarán en tu propia imagen.

Religión-fe. Si tu encrucijada señala como indicadores un camino para la religión y otro para la fe o no has sabido integrar estas dos dimensiones o las limitaciones de tu cultura te invitan a elegir.

Elige el camino de la Fe sobre todo si esa Fe "se realiza desde el amor”
 
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