¡Tienes que empoderarte!”
¿Cuántas veces hemos escuchado esto? Cuántas veces alguien de nuestro
entorno nos ha sorprendido con esta frase lapidaria a la par que,
aparentemente, tan sencilla. Empoderarse.
Vivimos un tiempo en el que la palabra “empoderamiento”
ha cobrado un sentido realmente importante y nos exponemos a ella en
muchas ocasiones en nuestro día a día. Desde los medios de comunicación,
la sociedad y nuestro entorno se nos pide vivir empoderados. Pero,
¿realmente sabemos qué es?
Empoderarse, mucho más que una palabra
Empoderarse es tomar las riendas de la situación, de nuestra vida.
Llevar la dirección de aquello que vivimos mediante la toma de
decisiones responsables y conscientes. Cuando nos empoderamos
desarrollamos la capacidad de confiar en nuestras propias competencias y
herramientas para poder llevar a cabo una situación determinada.
Estar
empoderado/a es decidir y hacerse responsable de nuestras decisiones.
Que todo lo que nos suceda nazca a raíz de acciones y comportamientos
conscientes y propios.
¿Cómo podemos empoderarnos?
– Elementos internos
Estos son los elementos más relevantes para poder empoderarnos de forma efectiva. Si no confiamos y trabajamos nuestra autoestima
y amor hacia nosotros y nosotras mismas nunca nos vamos a ver capaces
para asumir las riendas en ningún sentido. Tener un alto concepto de
nosotras como personas y cuidarnos y respetarnos aumentará una
autoestima que va de la mano del empoderamiento.
Jamás
una persona que no tenga un alto concepto de si misma, que no confíe
plenamente en ella y en sus posibilidades, podrá sentirse
empoderada. Por otro lado, sentirnos responsables de las consecuencias
que generan nuestras decisiones juega también un papel fundamental en la
tarea del empoderamiento.
– Elementos externos
Sin duda los elementos externos ayudan a empoderarnos,
además de darnos señales de que estamos llevando el timón de nuestras
decisiones. Si actuamos desde la confianza en nuestras capacidades y
vemos un resultado externo de aquello que pretendemos, esto reforzará
nuestra autoestima y por tanto aumentará ese grado de empoderamiento.
Pero hay que tener cuidado con buscar este empoderamiento
basado en elementos externos. Si dejamos de la mano de lo que nos rodea
la responsabilidad de confiar en nosotros/as mismas, en cuanto ese
elemento externo desaparezca o varíe, nuestra autoestima desaparecerá
con él, y con ello nuestro estado de empoderamiento con una determinada
situación.
No
podemos utilizar a las personas que nos rodean para empoderarnos. Usar a
las personas como medios para llenar nuestros vacíos, carencias o
necesidades tan sólo construye relaciones tóxicas de aprovechamiento que no van reforzar en ningún caso nuestra autoestima de una forma sana y consistente.
El riesgo de victimizarnos
Cuando
no estamos empoderados, permitimos que sean otras personas y
situaciones que nos rodean las que toman las decisiones en nuestra vida.
Eso nos permite quedarnos en el papel de víctima del “me dijeron que no podía…”, “nadie me explicó esto…”, “me tuve que dejar llevar…”
Esta situación sin duda es perfecta para aquellas personas que no
desean empoderarse. Que prefieren poder seguir echando las culpas a lo
que les rodea y no hacerse responsable de sus propios actos como una
consecuencia de sus propias decisiones
Empoderarse: tomar la riendas de tu vida
La
verdadera importancia de empoderarse reside en dejar de vivir la vida
como simples visitantes de nuestra propia experiencia para pasar a tomar
el timón de este viaje. Dejar de existir desde ese perfil bajo que
permite a otros y otras empoderarse a través de nosotros y decidir desde
el ya y el ahora qué queremos que suceda.
Dirigiendo nuestra
vidas vamos a sentirnos responsables de lo que ocurre y así poder vivir
verdaderamente libres. No seamos invitados o invitadas de nuestras
propias vidas.