La tendencia de la sociedad occidental secular --cuya filosofía
dominante (o ausencia de filosofía como dominio de pensamiento) es el
capitalismo neoliberal-- de todo transformarlo en superficial
utilitarismo tiene su más claro ejemplo en la forma en la que se ha
apropiado del tantrismo.
Lo que es parte de un cuerpo de conocimiento
esotérico, transgresor y trascendental, aparece en las portadas de
revistas como Cosmopolitan, en cursos de fin de semana y recibe un
tratamiento de producto milagro o producto de consumo.
(Por otro lado,
hay que mencionar que el tantrismo como un sistema integral definido es
una categoría creada por el occidental, lo que existe en Oriente es una
serie de prácticas diversas no aglutinadas que tienen en común utilizar
ciertos textos --los tantras--, para realizar ciertas prácticas con el
fin de liberar la energía en el cuerpo, purificar el karma y acceder a
ciertos estados de percepción en los cuales la realidad divina se hace
tangible).
La fácil popularidad que ha cobrado el tantrismo en Occidente, hasta el punto de atiborrar los
estantes de las revista y las ofertas del mercado espiritual, tiene que
ver con dos razones fundamentales. La primera: el tantrismo, ya sea
budista o hinduista, es el vehículo más veloz para lograr la liberación;
la segunda: el sexo juega un papel importante siendo que, como dice un
antiguo texto, "sólo hay liberación para un ser encarnado": el cuerpo es
el vehículo en el que se hace tangible la energía del cosmos (la
energía lleva a la conciencia divina) y por lo tanto el cuerpo es el
vehículo que puede conducir hacia la liberación, hacia ser un alma
liberada en vida jivanmukta.
Lo
cual le hace pensar a la mentalidad occidental que el tantra es una
forma de saciar su deseo: el deseo de obtener una cura, una solución
relámpago, una pastilla instantánea para su malestar existencial y
también de saciar su hedonismo, siendo la sexualidad, en el mundo
inundado por las imágenes hipersexualizadas de la publicidad, la forma
más presente y que más fácil asociamos con un contacto con la energía
que en el tantrismo hinudista suele llamarse "Shakti", la diosa que es
la manifestación primera de la Conciencia Divina. En el
cuerpo verdaderamente yace presente la energía cósmica original, de la
misma manera que en un embrión se recapitula el origen del universo ("la
ontogenia recapitula la filogenia", Haeckel), y es el sexo una forma de
sintonizar esta energía cósmica creativa.
La sexualidad es sin duda importante en el tantrismo, pero el
tantrismo en ninguna medida se puede reducir a la sexualidad y no se
puede experimentar la sexualidad tántrica sin la filosofía y las
prácticas rituales que in-forman y dotan a la sexualidad de una
dimensión mística y sagrada.
Como dice uno de los grandes expertos
occidentales en el tantrismo, André Padoux, central al tantrismo es el
rito y "no hay práctica ritual o corporal que no sea sostenida,
orientada, explicitada y justificada por una ideología, por creencias:
no se ejecuta ningún rito, ni se hace yoga, ni hay unión sexual, ni se
pronuncia mantra alguno sin saber lo que se hace y por qué se hace,
aunque el acto realizado o la palabra enunciada carezcan en sí mismo de
sentido explícito... las prácticas son vividas y pensadas.
Son actos que
hay que aprehender en su totalidad". Y si bien esta totalidad, y esta
experiencia que lleva a la totalidad, se vive fundamentalmente en el
cuerpo, que es el nodo atravesado por la energía divina de la
cosmovisión tántrica, esta experiencia está circunscrita a toda una
estructura filosófica, una ideología y un conocimiento religioso que se
convierte en una forma de vida.
En otras palabras, no se puede
experimentar el "sexo tántrico" como tal sin estar versado en el
tantrismo, ya sea este el tantrismo no dual shivaíta, el tantrismo
vishnuita, el tantrismo budista o vajrayana u otros tantrismo. Y todos
estos tantras son sofisticados sistemas filosóficos cuya finalidad es
experimentar en carne propia la divinidad o en el caso del budismo el
estado de la mente primordial, los cuales requieren de toda una serie de
prácticas preliminares, por lo cual es prácticamente imposible que
alguien aprenda "sexo tántrico" en un curso o algo así. Primero se debe
ser parte de una tradición y esto es algo que requiere generalmente
de años de dedicación --y eso que es el vehículo más veloz a la
liberación-- además de requerir de una iniciación apropiada.
Como un apéndice, parece útil mencionar lo que ha dicho el maestro de
budismo tántrico vajrayana Traktung Rinpoche sobre este tema:
La visión tántrica es fundamentalmente
distinta. No tiene que ver con la renuncia, sino con la transformación.
Algunas actividades, como el sexo, van bien siempre y cuando se hagan
dentro de una práctica tántrica transformacional. Pero eso es algo
interno. Es muy fácil decir que uno está teniendo sexo como un práctica
transformacional tántrica mientras que en realidad sólo se está
indulgiendo en un deseo que forma más apego.
Lo anterior va en contra de lo que es la característica esencial del tantra, según Padoux, esto es, que pone el deseo (kama, en sánscrito) en servicio de la liberación (y no el deseo en servicio de la gratificación del ego o del mercado). Dice Traktung Rinpoche que el tantra que consumimos comúnmente es una versión "new age soft core porno" del tantra.
"Es tomar algo que es capaz de lograr el potencial más profundo de ser
humano, la comprensión de la conciencia primordial vacía y luminosa... y
reducirlo a posiciones de Kama Sutra... El tantra no es psicoterapia y
la terapia sexual no es tantra".
Aclarando esto, podemos hablar un poco de qué es el sexo tántrico,
siempre en relación a lo que los autores de las tradiciones tántricas,
específicamente el shivaísmo de Cachemira (la tradición más identificada
con el tantrismo), han dicho sobre este tema. Probablemente el autor
más importante en este sentido es Abhinavagupta, quien en su monumental Tantraloka (Luz
sobre los tantras) describe la unión sexual como un método de unión
metafísica.
Dice Andre Padoux sobre esta mención, que ocurre en el
capítulo 29 de la obra citada: "la unión ritual ya no pretendía
generalmente producir secreciones con uso sacrificial, sino, desde una
perspectiva metafísica (y socialmente distinta), conducir a través del
orgasmo al rebasamiento de los límites del yo empírico y a la fusión con
la divinidad, al mismo tiempo que a señalar el rechazo ritual de las
reglas de la sociedad de casta". Mencionar que es parte del "tantra de
mano izquierda" y de algunas escuelas yóguicas y alquímicas ingerir las
secreciones sexuales para trascender la dualidad --todo tiene el mismo
sabor, todo es luz-conciencia, todo es Buda, todo es Shiva-- y comulgar
con la divinidad.
Así que el sexo tántrico no es cualquier cosa y si
estamos tentados a buscar un atajo, esto no llegará a buen puerto,
e incluso puede ser peligroso. Esto es algo que se puede observar en el
hecho de que históricamente en la India y en otros países asiáticos el
tantrismo, ha sido visto como magia negra o brujería y temido por los no
iniciados que ignoran el sentido de sus ritos (quizás en Occidente
tenemos un ejemplo similar en el escándalo que generó en su tiempo
Aleister Crowley, "La Gran Bestia", con sus prácticas transgresoras,
algunas de inspiración tántrica).
Asimismo, los maestros tántricos
advierten que las personas que coquetean frívolamente con practicar
tantra y que no tienen la disciplina para realizar las práctica pueden
ser fácilmente destruidos psicológicamente. El camino más rápido es como
un relámpago, como un diamante, pero también como una navaja.