Artículo: El Alto Costo De Tener Siempre La Razón

19 de noviembre de 2015




Generalmente, a las personas, nos cuesta mucho trabajo  escuchar los puntos de vista de los demás, perdiendo la oportunidad de enriquecer nuestro propio punto de vista y nos aferramos a querer demostrarle a los demás que somos nosotros los que tenemos la razón, a como dé lugar.

Intentamos imponer, a toda costa, nuestro punto de vista como el único posible descalificando el del o de los otros. Y, los demás, probablemente hagan lo mismo quedando atrapados en un círculo vicioso que puede llegar a tener lamentables consecuencias como alejarnos de la relación con los demás, o, en casos más drásticos, romper definitivamente las relaciones cuando, quizás, con tan solo abrirnos con la intención de comprender a los otros, podríamos haber solucionado las cosas para no salir dañados ni lastimar a los demás.


Cuando enfrentamos un conflicto dentro de una relación entre dos o más personas donde se confrontan puntos de vista diferentes, debemos tomar en cuenta lo siguiente:
  1. Si realmente queremos resolver el problema, es mejor considerar todos los puntos de vista de los dos. Estar abiertos a comprender al otro. Involucrados, por muy diferentes que sean.
  2. Debemos aprender a escuchar, con calma y sin atacar o interrumpir, los puntos de vista de los demás con toda nuestra intención para intentar comprenderlos, por difícil que nos resulte tratar de ver la realidad del otro que puede ser muy distinta a la nuestra. Eso nos ayudará, finalmente, a encontrar mejores soluciones donde ganemos todas las partes involucradas.
  3.  No se debe olvidar nunca que, aunque una de las partes sienta que “ganó” por imponer su verdad, la realidad es que si no ganan todos los afectados por la situación, no gana nadie, es sólo una ilusión el creer que se gana al imponer nuestra razón, pues, no debemos perder de vista que, por importante que sea el asunto por el que se discute, lo más valioso de todo, siempre será cuidar que la relación no salga afectada.
  4. Tratemos de no olvidar nunca la importancia de intentar comprender a los demás para llegar a la mejor solución y tomar las decisiones correctas, aunque no estemos parcial o totalmente de acuerdo con el otro. Finalmente, todos tenemos derecho a ver las cosas desde nuestro marco de referencia, nuestros valores, historia, etc.
TERAPIA DE PAREJA

Llega una pareja al consultorio de un reconocido terapeuta gestalt en busca de ayuda para resolver sus problemas matrimoniales. Desde que ponen el pie dentro del despacho del terapeuta, no dejan de discutir arrebatándose la palabra y levantando la voz para hacerse escuchar.

El terapeuta, de forma firme, pero tranquila, los detiene en seco. Mira al esposo y le dice:
-Muy bien, quiero que usted me explique primero cuál es su versión del problema-.

El esposo expone entonces todos sus argumentos y razones en relación al conflicto que están enfrentando él y su mujer. El terapeuta asiente con la cabeza y le dice:
-“Comprendo, tiene usted  razón”..

A la mujer no le gusta escuchar esto, pues ni siquiera le ha dado la oportunidad a ella de hablar, pero guarda silencio. El terapeuta voltea ahora hacia ella y le pide que le explique cómo ve ella las cosas. Ella explica con lujo de detalles, todos sus argumentos respecto al problema con el marido. El terapeuta la mira, asiente y le dice:
“Entiendo. Tiene, usted,  toda la razón”.-

El hombre, se desconcierta al escuchar esto y se endereza de su asiento mirando fijamente al terapeuta y le dice:
Oiga, discúlpeme, usted será el experto pero lo que dice no tiene ningún sentido-.

El terapeuta lo mira y le pregunta:
¿Qué es lo que no tiene sentido?-

-¡Que primero escuche mis razones y me diga que tengo yo la razón y luego escuche la de ella, que son totalmente contrarias a las mías, y también le  de toda la razón! ¡Eso es imposible! ¡No podemos tener los dos la razón!

El terapeuta, sin perder la calma y sin dejar de mirarlo, le responde:
-Sí, ¡tiene usted toda la razón!

En conclusión, lo que puedo decir desde mi experiencia profesional, siempre que una pareja se empeña en mantener sólo su punto de vista sobre las cosas y no está dispuesta a intentar comprender al otro, se llega a un callejón sin salida donde ambos salen siempre lastimados. La única manera de avanzar y romper el círculo, es estar dispuestos a entender el punto de vista del otro y respetarlo, aunque no estemos de acuerdo.

En una discusión, va a ganar más, el que esté dispuesto a ver (y a escuchar más) no el que intente estar “mejor”, es decir, el que se empeñe en demostrar que sus razones son mejores que las de la otra parte. Siempre serán mejores las razones que yo dé apoyándolas desde mi manera de ver al mundo.
Por eso, si quieres salir beneficiado de un enfrentamiento y salir vencedor, tienes que estar dispuesto a tomar en cuenta las razones del otro, aunque, insisto, no puedas verlas. Tal vez por el sólo hecho de considerar la posibilidad de que el otro vea, sienta, viva, experimente cosas que tú en este momento no puedes ver, pero que si el otro las ve es probable que también sean parte de la realidad, tú tendrás más posibilidades de resolver el problema que la parte que se empeña en sólo ver la realidad desde su marco de referencia.

Pero no me creas, ponlo a prueba. La próxima vez, intenta no mantenerte en una postura inflexible. Trata de aceptar que el otro puede estar viendo cosas que tú no puedes ver (por lo menos en ese momento) e intenta tomar en cuenta lo que dice, aceptar que eso también puede ser verdad, tan verdad como la tuya. Observa si, al cambiar tu actitud rígida y volverte más flexible, puede ocurrir algo diferente a lo que siempre pasa… algo que, de alguna manera, abra nuevas puertas hacia el entendimiento de ambos.

 Fuente: Gestalt
 
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