Desafortunadamente la sexualidad humana ha sido distorsionada de tal forma que actualmente muchas personas sienten que el sexo es algo sucio, cuando en realidad es algo sagrado. Es irónico pero, al mismo tiempo que el sexo y los cuerpos de las personas, especialmente los de las mujeres, son usados para vender todo tipo de productos, la sexualidad está llena de tabúes y permeada por sentimientos de culpa. Sin embargo, es momento de examinar nuestras ideas con respecto al sexo y liberarnos para poder vivir el placer con plenitud.
Si revisamos el diccionario para ver qué es lo que en realidad significa “sagrado” nos encontraremos con que es aquello considerado divino y que merece respeto y profunda reverencia. Actualmente millones de personas alrededor del mundo piensan que lo espiritual es algo que no pertence al reino del cuerpo sino del alma, de tal manera que nos han llevado a pensar que aquello relacionado con el cuerpo es lo más bajo o profano. Pero si revisamos las antiguas enseñanzas tántricas nos encontramos con una visión distinta.
Para empezar, como mencionamos anteriormente, “sacra” significaba sagrado en latín y es también la raíz de la palabra sacro, que se refiere a un hueso en la base de la columna. Este hueso, de acuerdo con el tantra, es el asiento de la energía kundalini y cuando esta energía es estimulada a través de la excitación sexual es capaz de ascender por toda la columna vertebral, tocando y activando los diferentes centros de energía e información o chakras. Es decir, despertando y ampliando nuestra manera de percibir y asimilar la información.
Existen numerosas culturas alrededor del mundo, incluyendo las tradiciones de los nativos americanos, los polinesios y muchas otras tradiciones, que ven lo sagrado en cada expresión de la vida terrenal, de tal manera que para ellos las plantas, animales y el mismo planeta Tierra son sagrados y están vivos, así que ninguno de estos seres, incluyendo a los humanos, tiene que probar ser merecedor de la divinidad pues ¡ya lo son! Dentro de esta visión todas las cosas y seres están imbuidos por lo divino y son parte del mismo flujo de vida. Esto significa que es un punto de vista desde el cual podemos encontrar lo sagrado en lo mundano.
La sexualidad sagrada está basada en la conciencia de que el sexo es el comienzo de la vida, ya que sin él ninguno de nosotros estaríamos aquí, de tal forma que si pensamos en la sexualidad desde el punto de vista espiritual, en realidad tanto la energía sexual como la fuerza de vida están ancladas a la misma fuente. Además la sexualidad tiene un papel crucial en la creación de lazos, ya que cuando existe una unión sexual también hay un intercambio de energía que si resulta mutuamente satisfactorio para los involucrados y se hace con amor y conciencia abre el corazón, permitiéndonos crear una conexión duradera con otra persona definida por la apreciación y el apoyo mutuo que caracterizan a la verdadera intimidad.
Por otro lado, a través de la práctica de la sexualidad como algo sagrado los humanos podemos acceder a experiencias trascendentes de amor, unidad y sanación, de tal forma que el anhelo que sentimos por tener relaciones sexuales está entramado con un anhelo por reunirnos con lo divino en una experiencia gozosa. Cuando amamos nuestro cuerpo como vehículo para un encuentro sexual y creamos un lazo profundo a través del sexo con otro ser humano, también tenemos la posibilidad de experimentar la ascensión de nuestra conciencia.