Las únicas relaciones con otras personas que son buenas para nosotros son aquellas que nos hacen una mejor persona. Por lo tanto hay que saber escoger el círculo correcto.
1. Reyes de escándalos
A algunas personas les encanta hacer rabietas y escándalos sin ninguna razón obvia. No les sigas la corriente. Mantén la calma, no te involucres en los escándalos de otras personas ni provoques los propios. Cuanto más fuertes son los gritos de tu oponente, más quiere hacerte estallar pero más tranquilo y seguro debes actuar y hablar. No dejes que te afecten.
Y si después de esto alguien va a tratar de imponerte su negatividad y escándalos innecesarios, simplemente aléjate de esa persona y sigue adelante.
2. Alguien que siempre está inconforme contigo
Todos nosotros a lo largo de nuestra vida conocemos personas que nos humillan, nos faltan al respeto y sin ningún motivo se portan soberbias con nosotros. No pierdas el tiempo tratando de cambiarlas o ganar su aprobación, y sobre todo no llegues a odiarlas. Algunas personas son simplemente imposibles de complacer, hagas lo que hagas no podrás llegar a ellas. Sólo acéptalo.
3. Pesimista que les corta las alas a tus sueños
Deja de hablar con alguien que se burla de tus sueños. Estas personas disminuyen tu potencial y lenta pero seguramente extinguirán tu confianza interna con sus comentarios sarcásticos y expectativas bajas. A estas personas hacer esto les produce placer.
Recuerda que tus posibilidades no están determinadas por las opiniones de otras personas. Así que sé optimista, rechaza las opiniones y las limitaciones de los demás y trata de ver en ti mismo algo más grande de lo que los otros ven.
4. Manipulador
Ten cuidado con los manipuladores aficionados a imponer su punto de vista y con cualquier persona que trate de controlar tus pensamientos con su negatividad. Es bastante sencillo reconocerlas, muchas veces están demasiado obsesionadas con ellas mismas. En otras palabras, las personas que los rodean son parte de su vida sólo si las pueden utilizar para algún beneficio propio. Y si de repente necesitas su ayuda a cambio, lo más probable es que estarán demasiado “ocupadas“ o te negarán la ayuda directamente.
5. Un terco que cree que debes ser otra persona
Desafortunadamente, muchas veces los miembros de la familia y los viejos amigos no se dan cuenta de cómo has cambiado y crecido en los últimos años, o sólo tienen una tendencia de catalogarte basándose en aquella persona que algún día fuiste. Y es lo más peligroso. Es muy fácil aceptar tales afirmaciones porque tú mismo recuerdas que alguna vez fueron ciertas.
Saber realmente lo que está pasando en tu cabeza sólo lo puedes entender tú mismo. No tienes control sobre lo que los demás piensan de ti, pero sólo tú puedes decidir qué hacer con sus opiniones. Que piensen como quieran, no tienes la obligación de reaccionar.
6. Amigo exigente que no perdona los errores
Un hombre de honor no es aquel que nunca se equivoca, sino aquel que reconoce sus errores y trata de corregirlos.
Aprendemos de nuestros errores, y son parte de cualquier proyecto a gran escala. Pero si alguien se niega a ayudarte a crecer y corregir tus errores, eso realmente es un error imperdonable de su parte. Aferrarse al pasado donde ya no puedes cambiar nada, significa perder las fuerzas en vano. Y esas fuerzas las podrías necesitar para crear un mejor futuro. Si alguien te juzga constantemente de acuerdo a tu pasado, y te recuerda todos los errores que algún día cometiste y no te los quiere perdonar, ¿por qué no dejas a esa persona en el pasado y haces de tu futuro algo mejor?
7. Crítico interno
¡Ahí está! ¿No te lo esperabas? Sí, estoy hablando de aquel crítico despiadado que vive en tu cabeza.
Esta crítica muchas veces te provoca infelicidad e insatisfacción y, en general, no la necesitas. ¿Para qué criticarte sin piedad a ti mismo atormentándote por cada defecto? Todo lo que necesitas realmente es el valor para ser tú mismo. Tu valor está en lo que eres y no en lo que no eres.
Y aquellos ”defectos” que encuentras en ti, quizás simplemente sean algunos rasgos de tu personalidad. Después de todo seguramente tienes algo único y exclusivo. Eres diferente a los demás. Nunca serás como ellos, y ellos nunca serán como tú. Y, así como no hay dos copos de nieve idénticos, tus huellas digitales son únicas también. Tú eres diferente, y eso está bien. Para eso viniste a este mundo, para decirle quién eres y para disfrutar cada momento que pasa. Y cuando aceptes esto, te darás cuenta de que no tienes ninguna razón para compararte con otra persona y tu crítico interior no tendrá nada qué criticarte.