Tenemos mucho que aprender de esta filosofía de vida de origen oriental con más de 4,000 años de tradición.
Para que veamos cómo todo depende del color con el que se mire, los tántricos idearon otra estrategia mucho más carnal y apetecible. Puesto que estamos en el mundo y disponemos de un cuerpo, ¿por qué no llegar a la verdad y al conocimiento utilizándolo, en vez de negándolo?
La retorcida visión latina y la coitocracia
Sin embargo, los latinos tendemos a ver el sexo como una conquista del otro. Si estamos muy mal de la cabeza, incluso como una posesión. Las telenovelas están llenas de frases como “la hizo suya”, “me entregué a él”. Auch. Además, el sexo se entiende como sinónimo de coito, o lo que es lo mismo, vivimos en una especie de coitocracia. Esto poco a poco lleva a la destrucción de la autoestima, sobretodo si se utiliza el sexo como moneda de cambio o como arma de manipulación.
Una vez Angelina Jollie en una entrevista que le hicieron en el Actor’s Studio dijo que “el sexo estaba sobrevalorado”. ¡Y eso que ella se acuesta con Brad Pitt! Lo cierto es que en palabras de Hari Dass, profesor de filosofía Tantra, “seguro que alguna vez te has preguntado… y eso es todo? El sexo se acaba aquí?” Porque según él, si entendemos el sexo como algo mecánico y nuestra única preocupación es la llegada al orgasmo, no tardaremos mucho en sentirnos vacíos. No importa qué tanto o cuán a menudo lo practiquemos.
Vivimos siempre de prisa, sin tiempo para nada, corriendo de un lado a otro y muchas, muchas veces, el sexo se ha vuelto una obligación más que agregar a la lista: tenemos sueño, hay que madrugar, los niños duermen al lado, hemos discutido con nuestros jefes y no alcanza el dinero para todo lo que hay que pagar. E l sexo, aunque nos guste, se hace rapidito que el día ha sido largo y no está el horno para bollos.
Si usted está en esta situación y no es que sea un ente asexuado, porque el sexo le gusta y lo disfruta cuando está en ello, sólo que hace tanto tiempo que todo es igual y en la misma cama que cuesta echarle imaginación, entonces tal vez es hora de investigar un poco qué es esto del sexo tántrico, porque no es sólo prender incienso.
¿Qué es realmente el sexo tántrico?
Se trata de una práctica que se basa en el Tantra, una filosofía de vida de origen oriental con más de 4.000 años de antigüedad, que utiliza la energía sexual para conseguir una conexión con uno mismo. El goce compartido es el puente para alcanzar puntos más elevados de desarrollo espiritual. Uniendo la Sexualidad y la Espiritualidad, aprendiendo a amar tántricamente, más allá del miedo, el apego y/o las dependencias, a través de la sanación sexual y del corazón, desde la compasión, el amor y la libertad, conectando con el gozo, la alegría de vivir y la celebración. No es de extrañar que el sexo tántrico esté de moda últimamente.
La palabra Tantra significa totalidad y expansión de la consciencia. Tantra es la unión de Shiva y Shakti. Shiva es la consciencia que impregna todo y está en todos, sin embargo a veces en los seres humanos está dormida. Shakti es la energía dinámica que impregna todo. Shakti significa poder, energía, y es necesaria para poder despertar la consciencia, también en los seres humanos. Shiva y Shakti son la dualidad de la totalidad, no dos conceptos separados. A veces los podemos representar como la energía masculina y la femenina. Cuando nos referimos a maithuna, la unión sexual entre un hombre y una mujer, es mucho más que la unión de dos cuerpos independientes, es la fusión que se produce como resultado de la unión de la energía y la consciencia. En este estado alquímico es posible tener una experiencia extática de un grado superior permitiéndote evolucionar a todos los niveles.
El Tantra te ayuda a mover y canalizar tu energía despertando tu consciencia para convertirte en una persona más equilibrada, presente y capaz de integrar cualquier vivencia como parte de tu experiencia.
Luego de estas consideraciones, veamos algunas pautas para adentrarnos en el mundo del sexo tántrico:
• Tenemos que estar dispuestos a vivir una experiencia diferente en la cual el placer no esté enfocado en el orgasmo sino en el disfrute de los sentidos.
• Para eso vamos a dedicar no menos de cuatro encuentros a explorar diferentes sensaciones sin llegar al coito ni al orgasmo. ¿Cómo realizamos esos encuentros?
• Comenzamos preparando el ambiente, poniéndolo agradable en lo referente a temperatura, música, sábanas suaves, aromas, bebidas y por supuesto privacidad.
• Acondicionamos nuestro cuerpo con un buen baño, peinado, depilación o afeitada.
• Llegado el momento del encuentro, nos dedicaremos a contemplarnos de cerca, fijamente, hasta que el deseo se vaya encendiendo.
• Empujadas por el deseo, las caricias serán el paso siguiente y es bien importante que se den sin prisa, de menor a mayor, y en una primera etapa sin involucrar a los genitales. Mientras que damos o recibimos las caricias centrémonos en el momento, en las sensaciones de placer, sin preocuparnos por lo que sigue.
• El encuentro siguiente seguirá ese orden pero además incorporaremos caricias genitales leves.
• En la tercera “jornada erótica” agregaremos un ingrediente particularmente excitante: el beso en las diferentes partes del cuerpo.
• Para un cuarto encuentro, si respetamos los pasos anteriores, seremos capaces de practicar un coito controlado, dominando el ritmo y la postura de modo tal de no acelerarnos. El control de la respiración y la contracción de los músculos del perineo en el varón le permitirán postergar el momento de la eyaculación.
Univisión