En este artículo os dejo las 10 Maneras De Amarnos que nos
muestra Louise L. Hay, extraido de su libro "Amar Sin Condiciones", espero que te gusten y las compartas con
los demás. El artículo es extenso pero os lo recomiendo 100% al igual que el libro.
“El verdadero cambio en tu interior solo se hace cuando eres capaz de aceptar a la gente tal cual como es y te aceptes a ti mismo tal como eres.”
Louise L. Hay
1. Dejemos de criticarnos
Este
es quizá el punto más importante. Si nos decimos a nosotros mismos que, pase lo que pase,
estamos bien y valemos, podemos cambiar con facilidad nuestra vida. Pero
si nos decimos que estamos mal, nos resultará enormemente difícil
lograrlo.
Todos cambiamos, todos. Cada día es un nuevo día y
hacemos las cosas de manera algo diferente a como las hicimos el día
anterior. Nuestra capacidad para adaptarnos y avanzar con el proceso de
la vida es nuestro poder.
Las personas que proceden de hogares
problemáticos suelen tener un sentido de la responsabilidad exagerado y
han adquirido la costumbre de juzgarse sin piedad. Crecieron en medio de
la tensión y la angustia El mensaje que recibieron cuando eran niños
les hace pensar: «Seguro que algo no funciona bien en mí».
Piensa
por un momento en las palabras que empleas cuando te regañas. Las más
comunes son: estúpido, chico malo, chica mala, inútil, descuidado, feo,
bobo, indigno, perezoso, desaseado, etc. ¿Son éstas las mismas palabras
que empleas para describirte? Tenemos una gran necesidad de fortalecer
nuestra propia valía y mérito, porque cuando pensamos que no valemos lo
suficiente encontramos la manera de ser siempre desgraciados.
Nos
creamos enfermedades y dolor, aplazamos cosas que nos beneficiarían,
maltratamos nuestro cuerpo con comidas dañinas, con alcohol y otras
drogas…
En cierta manera todos nos sentimos inseguros, porque
somos humanos. Aprendemos a no pretender que somos perfectos. Sin
embargo en muy frecuente adoptar patrones de personas que consideramos
mejores que nosotros, ya sea desde un famoso actor ó estrella de cine,
un deportista hasta alguien en nuestro medio que internamente lo
comparamos como superior.
La necesidad de ser lo que no somos,
sólo nos crea una enorme presión, y nos impide ver los aspectos de
nuestra vida que necesitan curación. En lugar de eso podríamos descubrir
nuestras aptitudes creativas, nuestra individualidad, y valorarnos por
esas cualidades que nos distinguen de los demás.
Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en la Tierra, papel que oscurecemos al criticarnos.
2. Dejemos de asustarnos
Muchos
de nosotros nos llenamos de miedo con pensamientos aterradores,
logrando con ellos hacer las situaciones peores de lo que son. Cogemos
un pequeño problema y lo transformamos en un monstruo gigantesco. Es una
forma terrible de vivir, siempre a la espera de que ocurra lo peor en
nuestra vida.
¿Cuántos de ustedes van a la cama por la noche
imaginándoos el peor de los guiones posibles para un problema? Eso es lo
mismo que hace un niño pequeño cuando se imagina que hay monstruos
debajo de la cama y se asusta por ello.
Si haces esto, no es raro
entonces que no puedas dormir. Cuando eras pequeño necesitabas que tu
madre o tu padre vinieran a tranquilizarte. Ahora que eres adulto sabes
que tienes la capacidad de tranquilizarte a ti mismo, pero pocos la
usan.
Esto suelen hacerlo mucho las personas enfermas. Con
frecuencia se imaginan lo peor, si es que no están ya planeando sus
funerales. Ceden su poder a los medios de comunicación y se consideran
datos estadísticos. También ocurre a menudo en las relaciones. Alguien
no te llama por teléfono e inmediatamente supones que no eres digno de
amor y decides que jamás vas a volver a embarcarte en otra relación. Te
sientes abandonado y rechazado. Lo mismo sucede con el trabajo.
Alguien
te hace un comentario y comienzas a pensar que te van a despedir.
Construyes estos paralizantes pensamientos en tu mente. Recuerda que los
pensamientos de temor son afirmaciones negativas.
Si
habitualmente repasas en tu mente situaciones o pensamientos negativos,
busca la imagen de algo con lo que verdaderamente te gustaría
reemplazarlos. Podría ser un hermoso paisaje, una puesta de sol, flores,
algún deporte, o cualquier cosa que te guste. Utiliza esa imagen como
un «interruptor» cada vez que te des cuenta de que tienes pensamientos
de miedo.
Di: «No, ya no voy a pensar en eso. Voy a pensar en
puestas de sol, en rosales, en París, en yates o hermosos saltos de
agua», según cual sea tu imagen. Si lo haces así, finalmente superarás
la costumbre, aunque es algo que requiere mucha práctica.
3. Seamos amables, cariñosos pacientes con nosotros mismos
“Querido
Dios, te ruego que me des paciencia. ¡Y la quiero ahora mismo!”. La
paciencia es una herramienta muy potente. La mayoría sufrimos de la
expectativa de la gratificación inmediata. Queremos que todo suceda
enseguida.
No tenemos paciencia para esperar nada. Nos irritamos
si tenemos que esperar en una cola o si estamos atascados en un
embotellamiento. Queremos todas las respuestas y todos los bienes ahora
mismo, ya. Con muchísima frecuencia hacemos desgraciadas a otras
personas con nuestra impaciencia. La impaciencia es una resistencia a
aprender.
Deseamos tener las respuestas sin aprender la lección o
sin dar los pasos necesarios. Piensa en tu mente como si fuera un
jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra. Puede que en él
haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia
y preocupación.
Hay un viejo árbol llamado miedo que necesita una
buena poda o que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno y
abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El
sol brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas
amorosamente.
Al principio no se ve que suceda gran cosa. Pero tú
no te detengas, continúa cuidando tu jardín. Si tienes paciencia, las
plantas crecerán y se llenarán de flores. Lo mismo sucede en tu mente:
tú seleccionas los pensamientos que vas a cuidar, y si tienes paciencia,
verás cómo crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que
deseas.
Todos cometemos errores. Es normal equivocarse cuando se
está aprendiendo. Como ya he dicho, son muchas las personas que padecen
de perfeccionismo. No se dan ni una sola oportunidad de aprender algo
nuevo porque si no lo hacen a la perfección en los tres primeros
minutos, ya suponen que no sirven. Cualquier cosa que decidas aprender
requiere tiempo.
Cuando uno comienza a hacer algo que nunca ha
hecho, generalmente lo encuentra algo raro. Sin embargo, las cosas
nuevas que hagas en la vida no tienen ninguna forma correcta o
incorrecta de hacerlo. Puede parecernos diferente e inmediatamente la
juzgamos. Sin embargo, con un poco de práctica se nos hace normal y
natural, No vamos a amarnos a nosotros mismos totalmente en un solo día,
pero podemos amarnos un poco más cada día. Si cada día nos damos un
poquitín más de amor, dentro de dos o tres meses habremos progresado
bastante en nuestro amor propio.
Así pues, las equivocaciones son
nuestros peldaños. Son muy valiosas porque son nuestras maestras. No te
castigues por cometer un error. Si estás dispuesto a utilizarlo para
aprender y crecer, entonces te servirá como un peldaño hacia la
realización total en tu vida.
Algunos llevamos bastante tiempo
trabajando en nosotros mismos, y nos preguntamos por qué aún nos siguen
reapareciendo problemas. Es necesario que continuemos reforzando lo que
sabemos, que no nos resistamos agarrándonos la cabeza y exclamando: «
¿De qué me sirve?». Cuando estamos aprendiendo algo nuevo tenemos que
ser dulces y cariñosos con nosotros mismos. Recuerda el jardín de que
hablábamos hace un momento. Cuando aparezca una mala hierba negativa,
arráncala cuanto antes.
4. Aprendamos a ser cariñosos con nuestra mente
No
nos odiemos por tener pensamientos negativos. Podemos considerar que
estos pensamientos nos «construyen», y no que nos «derriban». No tenemos
por qué culparnos por tener experiencias negativas. Podemos aprender de
ellas. Ser cariñosos con nosotros mismos quiere decir dejar de
culparnos, dejar de sentirnos culpables, acabar con todo castigo y con
todo dolor.
También puede ayudarnos la relajación. La relajación
es absolutamente esencial para comunicarnos con el Poder interior,
porque si uno está tenso y asustado corta, obstruye su energía. Sólo
lleva unos pocos minutos al día permitir al cuerpo y a la mente
abandonarse y relajarse. En cualquier momento puedes cerrar los ojos,
hacer unas cuantas respiraciones profundas y liberar cualquier tensión
que lleves contigo. Al espirar, céntrate y di en silencio: «Te quiero.
Todo está bien». Verás cómo te sientes mucho más tranquilo. Así te
envías mensajes que te dicen que no tienes por qué ir por la vida
continuamente tenso y asustado.
Meditación diaria. También
recomiendo acallar la mente y escuchar la propia sabiduría interior.
Nuestra sociedad ha hecho de la meditación algo misterioso y difícil; no
obstante, es uno de los procesos más antiguos y sencillos que existen.
Lo único que necesitamos hacer es relajarnos y repetir en silencio
palabras tales como «amor» o «paz», u otra que tenga sentido para
nosotros.
«Om» es un sonido muy antiguo que da muy buen resultado.
Incluso podemos repetir: «Me amo», o «Me perdono», o «Soy perdonado».
Después, escuchemos un momento. Hay quien cree que para meditar es
preciso hacer que la mente deje de pensar. En realidad, no podemos
detener la mente, pero sí podemos hacer más lentos nuestros pensamientos
y dejar que fluyan.
Algunas personas se sientan con una libreta y
un lápiz y anotan sus pensamientos negativos porque al parecer así
éstos se disipan con más facilidad. Si logramos llegar a un estado en
que podamos observar cómo pasan nuestros pensamientos y no darles
importancia (Ah, aquí hay un pensamiento de miedo, algunos de rabia,
ahora pasa un pensamiento de amor, ahora uno de desgracia, ahí va uno de
abandono, allá un pensamiento de gozo…»), comenzaremos a utilizar con
sabiduría nuestro inmenso poder.
Se puede meditar en cualquier
sitio y convertir la meditación en un hábito. Considérala como una
manera de concentrarte en tu Poder Superior, de comunicarte contigo
mismo y con tu sabiduría interior. Lo puedes hacer de la manera que más
te guste.
Algunas personas hacen una especie de meditación
mientras caminan o corren para hacer ejercicio. Repito: no pienses que
lo haces mal porque lo haces de modo diferente. A mí me encanta ponerme
de rodillas en el jardín y cavar la tierra. Es una fabulosa meditación
para mí.
Visualizar resultados optimistas. Es muy
importante también la visualización y hay muchas técnicas para llevarla
a cabo. Mediante la visualización creas imágenes nítidas y positivas
que refuerzan tus afirmaciones. Muchos de mis lectores me han escrito
para explicarme la clase de visualizaciones que hacen con el fin de
reforzar sus afirmaciones. Lo importante a tener en cuenta respecto a
las visualizaciones es que deben ser compatibles con el tipo de persona
que eres. De lo contrario, no funcionarán.
Por ejemplo, una mujer
enferma de cáncer se imaginaba cómo las células buenas de su cuerpo
atacaban y mataban a las células malas del cáncer. Al final de la
visualización dudaba de haberlo hecho correctamente y no le daba la
impresión de que fuera a funcionar. « ¿A ti te gusta matar?», le
pregunté yo entonces. A mí personalmente no me hace gracia crear una
guerra en mi cuerpo. Le sugerí que cambiara su visualización por otra
menos violenta.
Creo que es mejor emplear imágenes como el sol que
derrite las células enfermas, o un mago que las transforma con su
varita mágica. Cuando yo tuve cáncer imaginaba un agua limpia y fresca
que arrastraba las células malas de mi cuerpo. Necesitamos hacer
visualizaciones que no nos disgusten ni resulten repugnantes para
nuestro subconsciente.
Si tenemos familiares o amigos que están
enfermos, les hacemos un flaco servicio al imaginarlos continuamente de
este modo. Visualicémoslos sanos y bien. Enviémosles buenas vibraciones.
Sin embargo, es preciso que recordemos que depende de ellos ponerse
bien.
Existen muchas cintas con visualizaciones y meditaciones
guiadas que les puedes regalar para que les ayuden en su proceso si
están abiertos y dispuestos. Si no lo están, sólo envíales amor. Todo el
mundo puede hacer visualizaciones. Describir la casa en la que te
gustaría vivir, tener una fantasía sexual, imaginar lo que le harías a
una persona que te ha hecho daño, todo esto son visualizaciones. Es
asombroso lo que es capaz de hacer la mente.
5. Elogiémonos
Éste es el paso siguiente. La
crítica deprime al espíritu; el elogio lo levanta. Reconoce tu Poder,
reconoce a tu yo Dios. Todos somos expresiones de la Inteligencia
Infinita. Cuando te desprecias, desprecias al Poder que te ha creado.
Empieza por cosas pequeñas
.
Dite a ti mismo que eres una persona
maravillosa. Si lo haces una vez y dejas de hacerlo, no funciona.
Continúa, aunque sea un minuto cada vez. Créeme, a medida que lo vas
haciendo resulta más fácil. La próxima vez que hagas algo nuevo o
diferente, o algo que comienzas a aprender y no sabes muy bien cómo
hacerlo, proporciónate aliento y apoyo. La primera vez que intentes
algo, no te regañes diciendo: «Ay, olvidé decir esto o aquello». Así
evitaras que te de miedo hacerlo la próxima vez.
Permítete aceptar
lo bueno tanto si crees que te lo mereces como si no. Ya hemos hablado
de cómo la creencia de que no somos merecedores es nuestra resistencia a
aceptar el bien en nuestra vida. Eso es lo que nos impide tener lo que
deseamos.
¿Cómo vamos a decir nada bueno de nosotros si creemos
que no nos merecemos lo bueno? Piensa en las leyes de merecimiento que
regían en tu hogar de la infancia. ¿Pensabas que valías lo suficiente, o
que eras lo suficientemente inteligente, listo, alto, guapo o lo que
sea? ¿Y para qué vives? Sabes que estás aquí por alguna razón, y ésta no
es comprar un coche cada tantos años.
¿Qué estás dispuesto a
hacer para realizarte plenamente? ¿Estás dispuesto a hacer afirmaciones,
visualizaciones, tratamientos? ¿Estás dispuesto a perdonar? ¿Estás
dispuesto a meditar? ¿Cuánto esfuerzo mental estás dispuesto a hacer
para cambiar tu vida y convertirla en la que deseas?
6. Amarnos significa apoyarnos
Acude
a tus amigos y permíteles que te echen una mano. En realidad, es una
muestra de fortaleza pedir ayuda cuando se la necesita. Son demasiadas
las personas que han aprendido a ser autosuficientes. No pueden pedir
ayuda porque su ego se lo prohíbe.
En lugar de intentar hacerlo
todo solo y enfadarte porque no lo consigues, la próxima vez pide ayuda.
En todas las ciudades hay grupos de apoyo. Existen programas de 12
Pasos casi para todos los problemas. Además, en algunas áreas hay
Círculos Curativos y organizaciones afiliadas a iglesias. Si no logras
encontrar lo que deseas, puedes iniciar tu propio grupo. No es tan
difícil como podría parecer.
Reúne a dos o tres amigos que tengan
los mismos problemas y establece unas pocas líneas directrices a seguir.
Si lo haces con el amor de tu corazón, el grupo crecerá. La gente se
sentirá atraída como por un imán. No te preocupes si el grupo empieza a
crecer y el lugar de reunión se hace demasiado pequeño. El Universo
siempre provee. Todos podemos estar de verdad presentes los unos para
los Otros.
Los grupos de apoyo se han convertido en una nueva
entidad social y son instrumentos muy efectivos para esta compleja
época. En revistas y periódicos de la Nueva Era aparecen listas de
grupos, así como en tableros de anuncios en muchas librerías. Establecer
una red de apoyo es muy importante. Te estimula y te pone en marcha.
Sugiero
que las personas que tienen ideas similares se reúnan y compartan sus
experiencias de forma regular. Cuando las personas trabajan juntas en un
objetivo común, acuden con su dolor, su confusión, su rabia o lo que
sea, y se unen, no para quejarse y gemir, sino para encontrar la forma
de superar sus problemas, para elevarse por encima de ellos y crecer.
Si
eres una persona muy entregada, autodisciplinada y espiritual, puedes
realizar muchísimo trabajo en ti misma solo. Pero si participas en un
grupo en que todos hacen lo mismo, darás un salto cuántico porque cada
uno aprende de los demás. Cada persona del grupo es un maestro. De modo
que si tienes problemas que requieran algún trabajo, te sugiero que, si
es posible, entres en un grupo donde puedas llevarlo a cabo.
7. Amemos nuestros rasgos negativos
Todos
ellos forman parte de nuestra creación, del mismo modo que todos
nosotros formamos parte de la creación de Dios. La Inteligencia que nos
ha creado no nos odia porque cometamos errores o porque nos enfademos
con nuestros hijos.
Esta Inteligencia sabe que hacemos lo mejor
que sabemos y nos ama porque todos somos sus creaciones; de igual modo
podemos amarnos nosotros. Ustedes y yo, todos hemos hecho elecciones
negativas, y si continuamos castigándonos por ellas, se convertirán en
pautas habituales y nos resultará muy agotador dejarlas marchar y hacer
elecciones más positivas.
Si te pasas la vida diciendo: «Odio mi
trabajo. Odio mi casa. Odio mi enfermedad. Odio esta relación. Odio
esto, odio aquello…», muy pocas cosas buenas podrán entrar en tu vida.
Sea cual fuere la situación negativa en que te encuentres, está ahí por
algún motivo; de otra forma, no le hubieras permitido entrar en tu vida.
En
realidad, los enfermos pueden felicitarse por haber encontrado un medio
seguro de satisfacer sus necesidades. Es necesario que entendamos que
sea cual sea el problema que tengamos, nosotros contribuimos a crearlo
con el fin de manejar ciertas situaciones. Una vez comprendido esto,
podemos encontrar formas positivas de satisfacer nuestras necesidades.
Hay
personas enfermas de cáncer o de otras enfermedades graves a quienes
les ha resultado tan difícil decir «no» a alguna figura de autoridad en
su vida, que inconscientemente han ido creando la enfermedad para que
diga «no» en su lugar.
Sean cuales fueren nuestras pautas
negativas, podemos aprender a satisfacer esas necesidades de forma más
positiva. Por eso es tan importante hacerse la pregunta: « ¿Qué
beneficio saco de esta experiencia? ¿Qué hay de positivo en ella?». No
suele gustar responder a esa pregunta. Pero si realmente miramos en
nuestro interior y somos honestos con nosotros mismos, encontraremos la
respuesta.
Tal vez tu respuesta sería: «Es la única manera que
tengo de conseguir una amorosa atención de mi pareja». Una vez que lo
has comprendido, puedes comenzar a buscar formas más positivas de
conseguirla El humor es otro potente instrumento; nos ayuda a liberarnos
y a aligerarnos durante las experiencias tensas y agotadoras. En las
reuniones de los miércoles dedicamos un tiempo a los chistes.
Te
recomiendo que veas comedias divertidas cuando te sientas deprimido o
bajo de ánimo. Cuando logramos ver nuestra vida como una obra de teatro
que tiene un poco de telenovela, de comedia y de drama, conseguimos una
mejor perspectiva y estamos en camino de curar. El humor nos hace
capaces de elevarnos por encima de la experiencia y mirarla desde una
perspectiva más amplia.
8 Cuidemos nuestro cuerpo
Considera
tu cuerpo como una maravillosa casa en la que vives durante un tiempo.
Amas y cuidas tu casa, ¿verdad? Así pues, vigila lo que metes dentro de
tu cuerpo. El abuso del alcohol y otras drogas está muy extendido; son
métodos de escape populares.
Si te drogas, eso no quiere decir que
seas una mala persona, sino que no has encontrado una forma más
positiva de satisfacer tus necesidades. Las drogas nos tientan: «Ven,
juega conmigo y lo pasaremos muy bien». Es verdad.
Pueden hacernos
sentir maravillosamente. Sin embargo, nos alteran demasiado la
realidad, y aunque al principio no se note, el precio es terrible al
final. Después de ingerir drogas durante un tiempo, la salud se resiente
tremendamente y la persona se siente mal. Las drogas perjudican el
sistema inmunitario, lo cual puede conducir a numerosos trastornos
físicos.
Además, después de un repetido uso, se desarrolla la
adicción, y entonces uno se pregunta por qué comenzó a tomar drogas. La
presión de los compañeros o amigos puede que te haya obligado al
comienzo, pero el uso repetido y continuado es otra historia.
No
he conocido nunca a una persona adicta a alguna droga que se ame a sí
misma. Usamos el alcohol y otras drogas para escapar de la sensación de
no valer nada, residuo de nuestra infancia, pero cuando el efecto se
acaba nos sentimos peor que antes. Entonces, por lo general, nos invade
la culpa. Es necesario que nos demos cuenta de que no hay peligro en
tener los sentimientos que tenemos ni en reconocerlos. Los sentimientos
pasan, no se quedan.
Otra forma de ocultar nuestro amor por
nosotros mismos es atiborrarnos de comida. No podemos vivir sin comer
porque el alimento da energía a nuestro cuerpo y le ayuda a crear nuevas
células. Es posible que conozcamos bien los elementos de una buena
nutrición, pero aun así utilizamos los alimentos para castigarnos y
crearnos obesidad.
Estados Unidos se ha convertido en una nación
de adictos a los platos preparados y envasados. Llevamos décadas
alimentándonos a base de lo que yo llamo «La Gran Dieta Americana»,
atiborrándonos de alimentos procesados de todo tipo. Hemos permitido que
los fabricantes influyan con sus anuncios en nuestros hábitos
alimentarios. A los futuros médicos ni siquiera se les enseña nutrición
en la facultad de medicina, a no ser que la escojan como asignatura
optativa.
La mayor parte de lo que actualmente consideramos
medicina tradicional se centra en los fármacos y las operaciones
quirúrgicas, de modo que si realmente queremos aprender algo de
nutrición, deberemos hacerlo por nuestra cuenta.
Tomar conciencia
de lo que metemos en nuestra boca y de cómo nos hace sentir es un acto
de amor hacia nosotros mismos. Si una hora después de comer te sientes
soñoliento, podrías preguntarte: «¿Qué comí?». Es posible que hayas
comido algo que no le sentó bien a tu cuerpo en ese momento determinado.
Comienza a prestar atención a lo que comes, qué alimentos te dan
energía y cuáles te agotan y te bajan el ánimo. Esto se puede hacer
probando y experimentando, o bien con la ayuda de un buen dietista que
sepa responder a tus preguntas.
Recuerda que lo que le va bien a
una persona no necesariamente le va bien a otra; nuestros cuerpos son
diferentes. A muchas personas les va maravillosamente bien la dieta
macrobiótica. Todo cuerpo es distinto de cualquier otro, de modo que no
podemos decir que sólo un método funciona. Es necesario encontrar cuál
es el que mejor le va a uno.
Busca alguna forma de hacer ejercicio
que te guste, que te resulte agradable. Adopta una actitud mental
positiva hacia el tipo de ejercicio que realizas. Muchas veces nos
creamos obstáculos en el cuerpo principalmente como consecuencia de lo
que asimilamos de otras personas. Aquí también, si quieres hacer
cambios, es necesario que te perdones y dejes de introducir rabia y
rencor en el cuerpo. La combinación de las afirmaciones con el ejercicio
físico es una buena manera de reprogramar los conceptos negativos
respecto al propio cuerpo.
Vivimos en una época en la cual se
multiplican las nuevas tecnologías para beneficiar la salud. Estamos
aprendiendo a combinar métodos de curación antiquísimos, como la
medicina ayurvédica, con la tecnología de ondas acústicas.
He
estado estudiando cómo estimula el sonido nuestras ondas cerebrales y
acelera el aprendizaje y la curación. Hay estudios que demuestran que
podemos curar una enfermedad alterando mentalmente la estructura de
nuestro ADN (ácido desoxirribonucleico). Yo creo que de aquí al final
del siglo vamos a investigar una gama de posibilidades que serán de
enorme utilidad para la mayor parte de la población.
9. Trabajemos con el espejo
Siempre
insisto en la importancia del trabajo con el espejo para descubrir la
causa de un problema que nos impide amarnos. Hay varias formas de llevar
a la práctica este trabajo. A mí me gusta mirarme al espejo tan pronto
como me levanto; es lo primero que hago por la mañana, y me digo: «Te
amo. ¿Qué puedo hacer por ti hoy? ¿Cómo puedo hacerte feliz?».
Escucha
tu voz interior y actúa en consecuencia. Puede que al principio no
oigas nada, porque estás tan acostumbrado a reprenderte que no sabes
cómo responder con un pensamiento amable y cariñoso. Si durante el día
te sucede algo desagradable, e al espejo y di: «Te amo de todas
maneras».
Los acontecimientos vienen y van, pero el amor que
sientes por ti permanece, y es la cualidad más importante que posees. Si
te sucede algo fantástico, ve al espejo y di: «Gracias». Agradécete a
ti mismo la experiencia maravillosa que te has creado.
También
puedes perdonar frente al espejo. Perdónate y perdona a los demás.
Puedes hablar con otras personas mirándote en el espejo, sobre todo si
temes hablar con ellas de determinadas cosas. Puedes limpiar y arreglar
viejos asuntos pendientes con tus padres, jefes, médicos, hijos,
amantes… Puedes decirles todas las cosas que no te atreves a decirles en
persona; y acuérdate de finalizar la conversación pidiéndoles su amor y
su aprobación, ya que eso es lo que verdaderamente necesitas.
Las
personas que tienen problemas para amarse a sí mismas son casi siempre
aquellas que no están dispuestas a perdonar, porque no perdonar cierra
la puerta del amor. Cuando perdonamos y liberamos, no sólo nos quitamos
de encima un enorme peso, sino que también abrimos la puerta hacia el
amor a nosotros mismos. « ¡Vaya peso que me he quitado de encima!»,
suele decir la gente.
Bueno, pues, ciertamente era un gran peso y
cargábamos con él desde hacía demasiado tiempo. El doctor John Harrison
afirma que perdonarse a uno mismo y perdonar a los padres, en
combinación con la liberación de pasadas heridas, cura más enfermedades
de lo que jamás podrían curar los antibióticos.
Cuesta muchísimo
que los hijos dejen de amar a sus padres, pero cuando lo hacen, les
cuesta muchísimo más perdonarlos. Cuando no queremos perdonar, cuando no
queremos liberar y olvidar, lo que hacemos es atarnos al pasado; si
estamos atados al pasado no podemos vivir en el presente, y si no
vivimos en el presente, ¿cómo podemos crearnos un glorioso futuro? La
vieja basura del pasado sólo crea más basura para el futuro.
Las
afirmaciones realizadas frente al espejo tienen una ventaja: aprendemos
la verdad de nuestra existencia. Si haces una afirmación e
inmediatamente recibes una respuesta negativa como «¿A quién quieres
engañar? Eso no es cierto. Tú no te mereces eso», acabas de recibir un
regalo que puedes utilizar. No podrás hacer los cambios que deseas hasta
que estés dispuesto a ver qué es lo que te lo impide.
La
respuesta negativa que acabas de descubrir es como un regalo, pues se
convierte en la llave para la libertad. Transforma esa respuesta
negativa en una afirmación positiva como «Ahora me merezco todo lo
bueno. Permito que mi vida se llene de buenas experiencias». Repite la
nueva afirmación hasta que realmente se incorpore a tu vida.
También
he visto que se operan enormes cambios en una familia cuando uno de sus
miembros hace afirmaciones. Muchas personas de las que asisten a las
reuniones de los miércoles provienen de familias distanciadas.
Literalmente no se hablan con sus padres. Les he hecho repetir la
afirmación: «Tengo una relación maravillosa con cada uno de mis
familiares; nos comunicamos con cariño, comprensión y sinceridad,
incluso con mi madre» (o quienquiera que sea la persona con quien tienen
el problema).
Les recomiendo que cada vez que esa persona o la
familia les venga a la mente, vayan al espejo y digan la afirmación una y
otra vez. Es asombroso ver cómo los padres acuden también a la reunión
tres, seis o nueve meses después.
10. Amémonos ya, ahora mismo
No
esperes a haber arreglado las cosas para amarte. La insatisfacción
contigo mismo es una pauta habitual. Si logras sentirte satisfecho
contigo mismo ahora, si puedes amarte y aprobarte ahora, entonces serás
capaz de disfrutar de lo bueno cuando venga. Una vez que aprendas a
amarte a ti mismo, comenzarás a amar y a aceptar a los demás.
No
podemos cambiar a otras personas, de modo que dejémoslas en paz.
Gastamos muchísima energía intentando hacer que los demás cambien. Si
empleáramos la mitad de esa energía en nosotros mismos, podríamos llegar
a actuar de otra manera, y entonces los demás reaccionarían también de
modo diferente. Uno no puede aprender en lugar de otra persona.
Cada
uno tiene que aprender su propia lección o enseñanza particular. Lo
único que podemos hacer es aprender en nuestro propio nombre, y amarnos
es el primer paso, con el fin de que el comportamiento destructivo de
otra persona no nos destruya. Si mantienes una relación con una persona
realmente negativa y que no desea cambiar, necesitas amarte lo
suficiente para poder alejarte de ella.
Hay que hacer una
importante aclaración respecto al poder de las afirmaciones: Si por mas
afirmaciones que hagas de le gustaría que sucediera y si no encuentras
respuesta positiva, entonces eso ya es una respuesta: sencillamente no
va a funcionar.
Debido a la creciente tasa de divorcios en el
mundo, creo que la pregunta que muchas mujeres deben plantearse antes de
tener hijos es: «¿Estoy verdaderamente dispuesta a mantener a mis hijos
completamente sola?». Ya es costumbre generalizada ser madre o padre «a
solas», y casi siempre es la mujer quien tiene la responsabilidad
adicional de criar sola a sus hijos.
Hubo una época en que los
matrimonios eran para toda la vida, pero los tiempos han cambiado, de
modo que es evidente que se ha de considerar esta situación.
Muy a
menudo, demasiado tal vez, mantenemos indefinidamente una relación en
la que hay malos tratos, y permitimos que se nos subvalore y desprecie.
Lo que pensamos entonces es: «No soy una persona digna de amor, de modo
que aguantaré y aceptaré este comportamiento porque seguro que me lo
merezco, y además no creo que nadie pueda llegar a amarme».
Sé que
esto parece demasiado simplista y que lo repito una y otra vez, pero es
que de verdad creo que la forma más rápida de cambiar cualquier
problema es amarnos tal como somos. Es asombroso la forma como las
vibraciones que emitimos atraen hacia nosotros a personas que nos aman.
El
objetivo que en mi opinión hemos venido a conseguir aquí es el amor
incondicional, y para lograrlo debemos empezar por amarnos y aceptarnos a
nosotros mismos. No estamos aquí para contentar a otras personas o para
vivir según sus directrices. Sólo podemos vivir a nuestra manera y
caminar por nuestra propia senda.
Hemos venido a realizarnos a
nosotros mismos y a expresar el amor en su sentido más profundo. Tú
estás aquí para aprender y crecer, y para asimilar y proyectar compasión
y comprensión. Cuando abandones el planeta no te llevarás a tus amigos
ni a tu pareja, ni tu coche, tu cuenta bancaria o tu trabajo. Lo único
que te llevarás será tu capacidad de amar.
Quererte incondicionalmente es una manera de ¡Vivir con Pasión!
Extraido del libro “Amar Sin Condiciones” de
Louise L. Hay.