Artículo: Ama Sin Expectativas Y Permite Que El Amor Te Sorprenda

8 de enero de 2016


Las expectativas son las primeras causantes de frustración, de desenamoramiento, de desilusión… En fin, son los factores menos productivos que podemos considerar para considerar una relación con una pareja, para darnos paso a una nueva oportunidad o para permitir que nuestra relación crezca y se desarrolle dentro de la armonía y el amor.

Definitivamente debemos tomar en consideración ciertos aspectos que tendrán que ver con nuestros principios al momento de entablar o continuar una relación, pero estos deberían estar básicamente asociados a nuestros valores o a cualquier cosa que no seamos capaces de negociar… Por ejemplo de no resistir una persona que sea atea, puede ser muy mala idea establecer un vínculo con una persona que no crea en Dios, o si dentro de nuestros principios se encuentra la fidelidad como parte del respeto y compromiso, puede resultar desastrosa una relación con una persona que sea un tanto libertina en ese sentido.

Pero irnos más allá, irnos al detalle, a cómo específicamente queremos que sea físicamente una persona, cuántos idiomas queremos que hable, qué queremos que nos diga en la mañana o luego de hacer el amor, cómo queremos que se comporte en una reunión familiar, qué tipo de música escuche o cuánto debe ser su aporte en la casa, nos hace fácilmente acortar nuestras posibilidades de éxito en el amor, nos hace sentirnos frustrados, porque muy probablemente no sea exactamente como esperamos…

Las personas no se miden a través de una lista de chequeo, si sentimos química por una persona y las condiciones están dadas, lo básico está allí, podemos darnos la oportunidad de conocer a esa persona y que el amor nos sorprenda con unas características no buscamos, con acciones que nos llenan de brillo la mirada, con el descubrimiento de otro ser lleno de cualidades… y obviamente de defectos, pero que quizás estos pesen menos.

Liberarnos de expectativas nos permite ver a nuestro alrededor sin filtro, viendo a las personas cómo son y no cómo nos gustaría que fuesen… Es común escuchar: bueno no estamos bien, pero él/ella tiene mucho potencial, qué quiere decir esto exactamente? Que estamos esperando que esa persona se transforme en lo que nosotros queremos que sea… Y por fortuna o por desgracia, esto generalmente no ocurre.

Enamorarse de una persona tal cual es, con lo bueno y con lo malo es lo más cercano a la perfección… Es reconocer en el ser amado su condición humana y valorarlo como es. La lista de chequeo lastima a quien la lleva y a quien se cruza en su camino y pretende una relación con el portador. Si bien es cierto  que algunas veces somos muy afortunados cuando nos relacionamos con personas que resultan muy cercanas a lo que queremos, es más cierto aún que cuando no esperamos algo específico, una conducta, una acción o una reacción, nos enamoramos de una forma más realista, más sincera, menos estresante y menos frustrante.

Déjate amar, vive lo que las personas tienen para ofrecerte, date de la oportunidad sin prejuicios, sin limitaciones autoimpuestas, aligera tu equipaje, que quizás sea mucho mejor de lo que pudieses esperar.
Cuando las expectativas de uno se reducen a cero, uno aprecia realmente todo lo que tiene. ― Stephen Hawking

Por lo general cuando amamos a alguien, tenemos expectativas de lo que esa persona y esa relación nos aportarán, cómo será, cómo nos sentiremos, qué podremos hacer juntos, etc. Y cuando sentimos que esas expectativas no se cubren, comenzamos a sentirnos insatisfechos a nivel emocional.

La realidad es que es sano tener expectativas, pero cuando éstas son demasiadas o desmedidas, nos aleja del amor y nos acerca al sufrimiento y a la frustración.

Cuando tenemos demasiadas expectativas sobre algo, no damos oportunidad a que las características o cualidades de la otra persona llenen nuestros espacios, porque estamos esperando algo determinado y cualquier cosa diferente a eso, aún siendo positiva,  tendrá una desviación para nosotros que se convertirá en insatisfacción. Cuando el número de expectativas que tenemos es excesivo, evidentemente corremos el riesgo de que nadie logre cubrirlas y eso se traduzca en frustración y en desánimo ante el amor.

Nuestras expectativas no deberían ir más allá de nuestros principios, de las cosas que de no ser así, sencillamente no estaremos dispuestos a negociar. Algunos ejemplos de expectativas inocuas: que mi pareja quiera tener hijos dentro su proyecto de vida, que mi pareja sea de alguna religión, que mi pareja sea heterosexual, que mi pareja sea fiel, que mi pareja sea atento y cariñoso… Expectativas de este tipo son sanas y nos dan un primer filtro al momento de decidir con quién queremos compartir a nivel amoroso.
Ir más allá de lo básico que por sentido común nos da nuestros valores nos limita al momento de escoger una pareja o permanecer con ella en el tiempo.
Dices que tienes corazón, y solo lo dices porque sientes sus latidos;
eso no es corazón… Es una máquina que al compás que se mueve hace ruido
―Gustavo Adolfo Bécquer
Pretender que nos amen de una manera determinada es un error que hace que nos convirtamos en personas que no aprecian o valoran la esencia del otro, en esclavos de una búsqueda constante de coincidencias e inclusive podríamos terminar haciendo matrices gerenciales o check lists asociados a la persona que nos interesa.
Obviamente estamos hablando dentro de condiciones y parámetros normales, se excluye cualquier situación que vaya de forma franca en contra de nuestra persona, nuestra autoestima o nuestro desarrollo, por ejemplo: No aplica aceptar cosas como te lastimo porque te amo, te soy infiel, pero te amo.

Dale oportunidad a tu pareja de enamorarte por lo que es, más de por lo que tú esperas, conversa con la persona que te interesa acerca de qué esperas de tu relación, sin presionarlo, no intentes cambiar a nadie, no funciona. Permite que el amor toque a tu puerta sin darle un mapa con miles de señales, semáforos e instructivos de por dónde y cómo debe avanzar. No cuestionemos la forma de amar de nadie, que cuando es amor verdadero, seguramente nos hará bien. Esto nos permitirá sentirnos en plenitud en la relación, sin frustraciones y seguramente gratamente sorprendidos.

 
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