Para poderse comunicar efectivamente con otra persona, saber escuchar se erige como una de las más importantes habilidades. Por fortuna, es una capacidad trabajable y mejorable; aquí te contamos al respecto.
Escuchar es una habilidad que se puede cultivar y potenciar, de hecho es necesario hacerlo, sobre todo si queremos relacionarnos de manera auténtica con los demás. ¿A quién no le gusta que le escuchen con atención e interés?
Ahora bien, uno de nuestros mayores defectos es que solemos dedicar más tiempo a hablar que a escuchar. El problema es que no nos damos cuenta de los efectos que esto puede tener en nuestras relaciones con los demás.
Así, escuchar de verdad, con atención, es una virtud que nos permite captar aquello que llega hasta nosotros, analizar la información recibida, tomar decisiones y opinar. Se trata de un proceso fundamental para el establecimiento de una buena comunicación y el enriquecimiento de nuestras relaciones.
Escuchar es atender y empatizar
En la época actual, es imprescindible poseer cierto grado de habilidades de comunicación, capacidades que no suponen únicamente hablar, sino principalmente saber escuchar a los que nos rodean. Pero algo que parece tan sencillo, para muchos no lo es tanto.
Escuchar es un capacidad que, en general, supone establecer una conexión con otra persona y prestar verdadera atención a la información que se está compartiendo; es decir, escuchar implica empatizar. Por esta razón, es una habilidad que requiere tiempo, práctica y dedicación.
En realidad, la mayoría de las personas no se encuentran incomunicadas en sentido estricto, lo que sucede, a veces, es que la comunicación profunda y auténtica va dando paso a otra más práctica y funcional; en ella, el peso de los sentimientos es cada vez menor y se tiende a escuchar menos al interlocutor.
5 claves para aprender a escuchar
El psicólogo Daniel Goleman identificó el saber escuchar como una de las principales habilidades en las personas con altos niveles de inteligencia emocional. Por lo que es clave para el manejo de las relaciones con los demás.
Así, si quieres desarrollar el arte de aprender a escuchar de forma activa, más allá de lo que las palabras cuentan, puedes tomar nota de las siguientes claves:
Trata de evitar distracciones
De manera constante, estamos expuestos a múltiples fuentes de distracción, desde el ruido externo como los sonidos de nuestros dispositivos digitales hasta el ruido interno como nuestros pensamientos en forma de preocupaciones.
Para escuchar de forma correcta es importante evitar todo tipo de distracciones y focalizar nuestra atención en aquello que la otra persona nos está transmitiendo. Es decir, se trata de centrarse en el aquí y ahora, en el momento presente, en eso que estamos haciendo.
Formula preguntas abiertas
Una pregunta abierta invita a la otra persona a argumentar su historia; ya que la incita a responder con algo más que un monosílabo.
Estas interpelaciones pueden crear un espacio para una respuesta más extensa, además de comunicar que se empatiza con el otro y que se está interesado en todo aquello que nos cuentan.
Hacer preguntas abiertas a la otra persona es una buena técnica para aprender a escuchar, ya que le incitamos a responder con algo más que un par de palabras.
Es mejor no interrumpir
Si te cuesta evitar interrumpir la conversación e introducir nuevos temas, tienes que prestar atención, ya que si solo estás preocupado por hablar de ti, la otra persona pasa a un segundo plano. Por lo tanto, percibirá que no le interesas.
Así, es importante aprender a escuchar con atención y empatía, tratando de no estar al acecho para cortar el hilo de la conversación. Solo así se transmite al otro que te preocupas por lo que te está diciendo.
Saber respetar el turno de palabra, pero sobre todo, atender a lo que nos dicen es clave para comunicarnos y evitar ser partícipes de monólogos.
Practica la escucha activa
A veces, puede resultar paradójico que la falta de comunicación y el aislamiento que experimentan muchas personas en la actualidad, se deba, en gran medida, a que no se escucha de forma adecuada; también, a que exista la creencia de que la escucha es un proceso automático.
La escucha activa implica, en esencia:
Prestar atención al interlocutor.
Hacer esfuerzo para captar su mensaje.
Demostrar capacidad para descifrarlo con precisión.
La escucha activa, en términos de definición, se refiere a la habilidad de escuchar no solo a la persona que está hablando, sino también a descifrar los sentimientos, ideas y pensamientos que subyacen a lo que está diciendo.
Escuchar de forma activa requiere un esfuerzo superior del que se hace al hablar y también del que se realiza al escuchar sin interpretar lo que se oye.
Dejar a un lado los prejuicios
Es importante ser consciente de que cuando tenemos a una persona delante, esta no está exenta de recibir un juicio y una opinión por nuestra parte, independientemente del tema a tratar.
El hecho de hacer juicios de valor del interlocutor puede hacer que la atención hacia el discurso se vea claramente afectada. De ahí que sea importante intentar no juzgar al otro o al menos evitar entrar en una dinámica negativa de prejuicios y críticas.
En conclusión: hablar y escuchar, ambos, son procesos implícitos en todo acto de comunicación.
Como vemos, saber escuchar nos define como personas y dice mucho de nosotros. Se trata de una muestra interés y preocupación por el otro, además de ser un verdadero acto de generosidad.