5 Mitos Sobre La Iluminación

18 de junio de 2018

1. Es un largo viaje que toma muchos años, décadas, o incluso toda una vida.

La iluminación consiste en darte cuenta que lo que eres, es lo que siempre has sido y de hecho, no puede evitar ser Consciencia pura. Que tú no eres la ‘auto-imagen’ que tienes acerca de ti mismo, ni tus pensamientos, o incluso tu cuerpo. Más bien, tu naturaleza original, tu esencia no condicionada, es la Presencia Consciente atemporal.
Debido a que esto es completamente lo que ya eres, no puedes ‘hacer’ nada para llegar ahí. Por lo tanto, el viaje hacia la iluminación es uno sin distancia. Una analogía sería: ¿qué distancia necesitaría recorrer el océano para encontrar agua? La respuesta es: ninguna distancia. Éste simplemente necesitaría reconocer claramente lo que ya es.

La razón por la que es tan difícil despertar a nuestra naturaleza original infinita es porque se nos ha dicho/condicionado desde que nacimos, que somos nuestro cuerpo y/o la imagen que tenemos de nosotros mismos en nuestra mente, es decir, nuestra ‘auto-imagen.’ No somos eso. ¿Qué es lo que somos? Somos ESO que en silencio observa o está CONSCIENTE de todo lo que experimentamos.

Esto incluye todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones, imágenes y percepciones que surgen dentro, al igual que ‘el mundo exterior’ (de hecho, podríamos decir que no estamos en el mundo, sino que ¡el mundo está en nosotros!). Por ejemplo, ¿cómo sabes que tienes un cuerpo? Lo sabes porque estás consciente de él. ¿Cómo sabes que tienes pensamientos? Lo sabes porque estás consciente de ellos. En pocas palabras, tu naturaleza es la CONSCIENCIA misma.

2. Estaré iluminado en cuanto aprenda a detener mis pensamientos.

Este es un error muy común. La realidad es que no necesitas que tus pensamientos se detengan para despertar, sólo tienes que dejar de identificarte con ellos. Sin embargo, esto no es tan fácil porque la mayoría de nosotros nos hemos pasado la vida haciendo justamente eso. La clave está en observarlos, observarlos silenciosamente. Observa el espacio que hay entre tú y el pensamiento que surge y date cuenta que tú estás presente antes que el pensamiento, durante el pensamiento, y después del pensamiento, entonces, el pensamiento no puede ser tú. De hecho, ¿acaso no estás absolutamente presente incluso cuando ningún pensamiento está surgiendo?

3. La iluminación significa que me liberaré del Ego.

El ego es necesario para la supervivencia del cuerpo, y es lo que nos indica cuándo huir del peligro o cuándo debemos defendernos. Sin embargo, a pesar de que en raras ocasiones nos encontramos en situaciones reales de vida o muerte, el ego aborda cualquier disturbio psicológico con esta misma respuesta de lucha o huida. Si alguien nos insulta o se nos mete en el tráfico, el ego entra en acción sintiéndose amenazado.

La clave está en ver que no somos nuestro ego. A través de observarlo cuando se pone en acción podemos ir ganando un poco de espacio entre nosotros y él. Cuanto más espacio, menos atracción generará sobre nosotros. Muy pronto, el ego se empieza a sentir como un niño mimado que siempre está quejándose y lloriqueando porque quiere lo que quiere cuando quiere. El mantra del ego es: ‘¡Yo, yo, yo!’

En lugar de enojarnos con ‘el niño’, podemos empezar a amarlo y asegurarle que está a salvo. Al no tomar nuestro ego tan en serio, literalmente nos empezamos a relajar. De nuevo, no necesitas deshacerte del ego – ver con claridad que no es lo que tú eres, es más que suficiente.

4. Una vez que me ilumine, mi vida estará libre de problemas.

Cuando despiertas, no es que sólo cosas ‘positivas’ vengan a tu vida, más bien es que has dejado de etiquetarlas como positivas y negativas porque todo es visto ahora como la Vida desplegándose exactamente tal y como se despliega. Te das cuenta que no tienes el control de la Vida, que la Vida es, y que no estás separado de la Vida. (Incluso si nos sentimos separados, eso no lo hace así. Una ola podría sentirse separada del océano todo lo que quiera, sin embargo, eso no significa que lo esté.) Y así aprendes a confiar plena y completamente en la Vida. Aprendes a ‘fluir’ y a disfrutar del viaje. Una montaña rusa tiene ALTAS y BAJAS. ¡No puedes tener una con sólo ALTAS!

A medida que envejecemos, nos damos cuenta que la vida pasa demasiado rápido, por lo que el impulso de estar lloriqueando y quejándonos de cada insignificancia, de repente se convierte en un desperdicio de energía – energía que a veces damos por hecho.

Recuerda, todo el mundo es un buen capitán cuando la mar está en calma… así que mejor no huyamos de las tormentas… Podemos ver una tormenta como un problema completamente insuperable o como un desafío para llegar a lo más profundo y descubrir de lo que estamos hechos realmente. Como dice el refrán, ‘los barcos no fueron diseñados para permanecer en puerto’.

Independientemente del resultado de la situación, aprenderás algo acerca de ti mismo que no sabías. Y cuando despiertes, serás consciente de que lo que eres, en tu centro, jamás podrá ser dañado. Como el Bhagavad Gita dice con respecto a tu verdadera naturaleza:

“Una espada no puede cortar ESO, tampoco el fuego puede quemar ESO; el agua no puede mojar ESO, tampoco el viento puede secar ESO.”

5. Sabré que estoy iluminado porque me sentiré dichoso todos los días.

Aunque la dicha o la felicidad suprema es una experiencia maravillosa, como toda experiencia, es algo que viene y va. La idea de que estar iluminado significa ser dichoso todo el tiempo, simplemente no es verdad. Despertar significa ser plenamente auténtico con el momento presente, APAREZCA LO QUE APAREZCA.

Ya que el ser iluminado no se encuentra viviendo en el pasado ni en el futuro, tiene la capacidad de acoger incondicionalmente cualquier pensamiento, sentimiento, sensación o emoción que esté surgiendo en el momento presente. Entonces, por ejemplo, si ve que un animal está siendo maltratado por un humano, podría de hecho llorar al presenciar un acto tan inconsciente. Lo que descubrimos es que nosotros somos ese ESPACIO para cualquier experiencia que esté sucediendo en este momento.

Algunas consideraciones finales…
Es importante darte cuenta que no puedes localizar a la Consciencia, sólo puedes SER eso. Al igual que un ojo puede ver todo, menos a sí mismo, cualquier cosa de lo que la Consciencia sea consciente, no es ESO. Porque desde el momento en que dices ‘esto’ es Consciencia, entonces tendrías que preguntarte, ¿qué es lo que está consciente de eso? ¿Ves el dilema?

Y así, en el Vedanta Advaita el término sánscrito, “neti neti,” que significa ‘ni esto, ni aquello’ se utiliza a menudo como una práctica para encontrar el camino de regreso a casa. Por ejemplo, podrías ver un árbol y preguntar, ‘¿Soy el árbol, o lo que está consciente de él?’ Ya que tú estás consciente del árbol, sabes entonces, que no podrías ser el árbol. Y puedes hacer esto con cada objeto en el que aterricen tus ojos, incluyendo tu cuerpo.

Al principio, la mente tratará de decir, ‘¡Pero ‘yo’ estoy consciente de esto!’ Sin embargo, cuando tienes que preguntar, ‘¿Y qué es lo que conoce o está consciente de este ‘yo’ que afirma conocer el árbol? Y la mente dice, ‘¡Yo!’ Y tú preguntas, ‘¿Y quién está consciente de este ‘yo?’ Si sigues preguntando, ‘¿Y qué es lo que está consciente de eso?’ ante cualquier respuesta que se le ocurra a la mente, con el tiempo, ésta pierde el interés al darse cuenta que se ha quedado sin respuestas. Y así, terminas quedándote en silencio.

La clave es que tienes que hacer este ejercicio, realmente, de tal forma que el entendimiento intelectual termine siendo experiencial. Esto se conoce, no a través de creer en lo que los demás te digan, sino a través de confirmarlo con tu propia experiencia directa. Y si lo haces una y otra vez, se hará absolutamente obvio que cualquier cosa de la que estés consciente, no puede ser lo que tú eres. Y de pronto, podrías caer en la cuenta de que lo que siempre estuviste buscando era ESO que está llevando a cabo la búsqueda… y entonces descansas en eso.

 
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