Sexualidad Sagrada (Por Chamalú)

3 de febrero de 2017

Él sostuvo el tabú en sus manos, ella, conocedora de la maraña ética que implica una prohibición, decidió romperla, inaugurando el pecado y conociendo el inédito exilio. Esa podría ser una nueva versión del Adán y Eva bíblicos: después llegaron ese torrencial de interpretaciones, hasta el extremo de institucionalizarse la administración de una supuesta moralidad, que en la edad media adquirió forma de la conocida y sangrienta inquisición. De ello ha pasado mucho tiempo, ríos de sangre, arrecifes de incomprensión, acantilados de injusticia y parpados clausurados por fuegos inquisidores, que en nombre de supuestas divinidades, castigaban todo lo diferente.

Occidente y sus accidentes, no se privó de castigar todo lo que era normal y aceptado en otras cosmovisiones. En su pretensión de universalidad y de ser la medida de todas las civilizaciones, Occidente abandero etnocidios y genocidios. En ese contexto de intolerancia, lo sexual quedó malherido, se podría decir que cayó en desgracia. La fabricación del pudor, genero el síntoma de la vergüenza hacia el propio cuerpo. Simultáneamente fue separado el cuerpo de las emociones, el pensar del sentir, el individuo del colectivo, lo espiritual de lo material, la vida de la muerte.

En este escenario lo sexual quedo en la hondonada de cosas prohibidas, recluidas al cerrado recinto de la institución matrimonial, donde se taladra la espontaneidad y se sospecha de todo indicio de creatividad. La mujer queda reducida a objeto decorativo o sexual, esto es, recipiente de masturbaciones para quienes tienen licencia para ello, es decir certificados matrimoniales que legalizan uniones que solo el amor puede legitimar.

La energía sexual es parte de la energía, es una de las facetas más importantes, porque en ella se origina la vida. Para quienes amamos la vida y somos devotos de la felicidad, la energía sexual, es la cuna de lo sagrado, la morada alquímica donde lo mundano deviene en sublime, el supremo escenario donde se desgrana inacabablemente la luz, en forma de amor y se bebe la copa de la eternidad en brindis multidimensional donde cada uno se convierte para el otro, en una puerta dimensional, para inaugurar viajes a otras realidades que también están aquí.

No es verdad que hacemos el amor, es el amor el que nos hace, el que nos asedia y saca de la secuencia pensante, es la poderosa invitación a convertirse en lo que hacemos, luego de anular distancias y miedos, es la meditación que cierra el paso a los pensamientos para viajar al origen de las estrellas, a bordo del velero del éxtasis, navegando a bordo de sensaciones oceánicas, reservadas para seres liberados.

La sexualidad es sagrada porque la vida lo es: en ese sentido, el cuerpo deviene en altar, esperando reverencia en forma de intercambio de átomos felices y luminosos. Lo reproductivo es atributo de todas las especies, lo genital es exclusivamente terrestre, lo sexual, desde lo sagrado, pertenece al nivel cósmico e incluye flores luminosas, inocencias transparentes, pureza de cuerpo entero y las respectivas alas para volar a las otras dimensiones. Se puede tener sexo convencional desde la tierra, sin embargo hacer el amor requiere ascender hasta lo alto de la vibración, desde la cual, los milagros son posibles y la unicidad, inevitable.

He visto hombres corriendo, tras placeres eyaculados de fugaz duración reproductiva; he contemplado mujeres pescando solitariamente orgasmos imprevistos e improbables; he visto rutinas carcomiendo felices convivencias, ternuras mutiladas, impotencia multidimensional; he presenciado a hombres corriendo a ninguna parte y a mujeres cortándose las alas para combatir la soledad; he visto deseos escondidos y espontaneidades reprimidas, felicidades clausuradas y libertades sin alas. He visto emboscadas de infelicidad y gente deshaciéndose mientras se adapta a lo inaceptable. Hace poco me encontré, al fondo de una calle sin salida, una alegría abandonada, casi sin sangre, permanecía desparramada en el suelo, me dijo que fue derribada por el miedo.

Si la energía sexual es sagrada, porque no pensar en que es otro camino espiritual. Entonces nadie más podrá decirnos: de esta copa no beberás, por que quien llega a conocerse, sabe lo que tiene que hacer y la manera de lograrlo.

Chamalú
 
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