Artículo: Los Cuatro Acuerdos (Por El Dr. Miguel Ruiz)

31 de agosto de 2016

Los cuatro acuerdos es un ensayo de la soteriología tolteca escrito por el doctor mexicano Miguel Ruiz que, según él mismo, está basado en la sabiduría de los antiguos toltecas.

Relata la cosmovisión que debería tener un ser humano para estar en equilibrio personal, emocional, mental y social; incorporando un sencillo procedimiento para eliminar creencias heredadas que limitan al ser humano.
Para la milenaria cultura tolteca (México) la "realidad" que asumimos socialmente no es más que un sueño colectivo, el sueño del planeta. 

Desde el momento mismo de nacer, interpretamos la realidad mediante acuerdos, y así, acordamos con el mundo adulto lo que es una mesa y lo que es un vestido, pero también lo que "está bien" y lo que "está mal", e incluso quiénes somos o cuál es nuestro lugar en el mundo (en la familia, en clase, en el trabajo). A este proceso el escritor mexicano de origen tolteca Miguel Ruiz lo denomina domesticación. 

"La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal autodomesticado"

Para lograr entenderse a sí mismo y entender a los demás, para lograr ser felices sin ninguna influencia externa, entender que todo lo que necesitamos para lograrlo está dentro de nosotros mismos. Se debe, en primer lugar, entender que todos los humanos tienen un complejo sistema de creencias (cosmovisión) o paradigma, adquirido por influencia social, familiar, educacional, y que con frecuencia dichas creencias adquiridas los perturban mental y emocionalmente, creando infelicidad; en segundo lugar, aprender que se puede modificar el sistema de creencias para conseguir el anhelado equilibrio interior que lleva a la felicidad.

Para lograrlo, La filosofía tolteca nos propone cuatro acuerdos básicos:

1. SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS

Cuando eras pequeño ¿qué te decían que eras? Tonta, lista, fea, guapa, gorda, delgada, que no podías, que no servías, que lucharas siempre, que jamás te rindieras, que tenías que ser perfecta para triunfar, que o pisas o te pisan, que más vale bueno conocido que malo por conocer…

De todo eso, ¿qué te creíste? ¿Qué tomaste como Acuerdo, como realidad y sigues arrastrándolo?
Cuando te hablas, ¿cómo lo haces y desde dónde? Te dices cosas bonitas, te machacas, te disfrazas de salvadora, de agresora, eres como un sargento contigo, no te dejas respirar, no te permites llorar porque es de “débiles”, siempre tienes un “pero” en la boca…

Date cuenta de tus voces y no te creas nada de lo que te dices porque esos pensamientos no eres Tú.
Sé consciente de las palabras que le sueltas a los demás (que son hacia ti…) porque tampoco lo son Ellos.

2. NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE

Nada de lo que te dijeron que eras, nada de lo que te dices que eres, lo Es.

Tú no eres una etiqueta, un personaje, un nombre, un apellido, un sexo, una profesión, una cualidad.
Cuando miras a un árbol, ¿qué ves? ¿El Árbol o “una planta perenne, de tallo leñoso, que se ramifica a cierta altura del suelo”?

Cuando te miras en el espejo, ¿a quién ves? ¿A Emma, enfermera, 36 años, yang, exigente, empática, de ojos verdes o a quien” hay “detrás de” esa descripción?
Todo lo que te molesta es algo a desCreer, a soltar, a sanar. El “otro” no te daña, eres tú el que tiene la herida dentro. Límpiala y dejará de sangrar.

Si no te identificas con el personaje que te has creado/creído no habrá nada que “tomar”.

3. NO HAGAS SUPOSICIONES

Nadie puede saber lo que ocurrirá mañana ni en una hora ni en un segundo.

La videncia no existe (la eVidencia sí) porque estamos eligiendo continuamente nuestro “futuro” de entre las infinitas posibilidades que existen. Puedes suponer, por estadística, por lógica, por normalidad, pero la realidad es que sólo ES este momento el que está pasando Aquí y Ahora. Todo lo que ocurra después es consecuencia de lo hagas en este instante.

¿Me puedes asegurar que mañana vas a estar vivo? ¿Y que si dejas de respirar te mueres? ¿Que si lanzas un objeto al aire bajará de nuevo? Honestamente, No. Supuestamente, Sí.

¿Sabes la energía que gastamos en montarnos esas películas tan falsas?
No somos lo que éramos ayer ni lo que seremos mañana, así que no juzgues, no te juzgues porque no tienes ni idea ni de quién eres ni de quién es al que estás criticando, por mucho que te lo creas…

Presente, presencia, consciencia.

4. HAZ SIEMPRE LO MÁXIMO QUE PUEDAS

La cuestión es, ¿cuánto te crees que puedes hacer?

Si lo dejas en la Mente y no actúas, te puedes pasar toda la vida sufriendo, luchando contra la vida, contra Ti. El papel de víctima lo tienes tan aCuerdado, tan arraigado que acabas creyéndote que eres una superheroína porque has “aguantado” todo eso y aún puedes con mucho más, cuando si hubieras dado un paso hacia adelante, esa flecha que te estaba ahogando y en la que libremente has decidido permanecer sintiendo todo ese dolor, se hubiera roto en dos segundos y, con ella, todo tu padecimiento.

¿Y sabes qué pasaría entonces? Que ya no tendrías ninguna excusa para ser una Infeliz. Y a esto es a lo que no se atreve la mayoría. Prefieren quedarse en el pozo, en su zona de “confort”, que salir de él y empezar a descubrirse… ¿Eres de ésas? ¿Quieres seguir siéndolo? Libre albedrío.

No hay que nadar ni contracorriente ni a favor. Hay que flotar en el río y dejarse llevar por él, como si de una hoja te trataras.

Hacer o no hacer. Ser o no ser. Ésa es tu cuestión y de nadie más.

 
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