Otra disciplina en la que me estoy adentrando y disfrutando cada día un poco más con la relajación y la meditación. Sólo necesitas unos minutos al día, estar relajado y disfrutar.
Zen es una escuela budista que surgió en India y se desarrolló en China
con el nombre de chán. Se trata de una corriente muy popular en el
mundo occidental, aunque el concepto incluye un abanico bastante amplio
de prácticas y doctrinas.
El zen se basa en la búsqueda de la iluminación a través de técnicas que evitan los esquemas conceptuales. Originalmente, el budismo
confiaba en una progresión de los distintos estados de meditación como
camino a la elevación. Para el zen, existe un acceso directo y
espontáneo al estado superior que precede al nirvana, sin la necesidad de experimentar los estados previos.
La escuela zen se centra en la meditación para lograr el despertar espiritual, diferenciándose de otras escuelas que dedican mucho tiempo al estudio de textos. Con su expansión a otras partes del mundo, el zen adquirió diversas influencias y sumó numerosas técnicas. Uno de los principales cambios se produjo con su auge en Japón.
En Occidente cada vez son más las personas que han optado de manera contundente por practicar el zen ya que han considerado que es la mejor herramienta que tienen al alcance de la mano para poder encontrar la paz, la relajación y la tranquilidad que necesitan en sus vidas.
Y es que dicha apuesta por el zen trae consigo un gran número de beneficios entre los que se encuentran los siguientes:
• Se consigue mejorar de manera notable lo que es la coordinación entre las neuronas que tenemos en el cerebro.
• Es un instrumento muy útil para todas aquellas personas que tienen enfermedades y dolores crónicos pues ejerce como mecanismo coadyuvante.
• Logra mejorar el estado de ánimo.
• Tiene la ventaja de que consigue que cualquier persona pueda mejorar de manera contundente lo que es su capacidad de concentración.
• Permite que desconectemos por completo de nuestra vida y nos situemos en otro plano. De esta manera, dejaremos a un lado el estrés y apostaremos por la paz y la serenidad.
Una de las prácticas zen más usuales es la postura en posición del loto para meditar. La persona debe adoptar esta posición, mantener la espalda erguida y entrecerrar los ojos, mientras deja fluir sus pensamientos sin aferrarse a ninguno de ellos.
Es importante no sólo conseguir la postura adecuada sino también otros elementos que contribuirán a lograr la mencionada paz. Este sería el caso, por ejemplo, de la respiración, que tiene que ser lenta, suave y profunda.
Tanto la posición como la respiración correcta son dos elementos que se irán consiguiendo plenamente con el paso del tiempo. Por eso, los expertos en zen tienen claro que la principal clave para lograr que esta disciplina alcance los objetivos marcados es practicar mucho.
La escuela zen se centra en la meditación para lograr el despertar espiritual, diferenciándose de otras escuelas que dedican mucho tiempo al estudio de textos. Con su expansión a otras partes del mundo, el zen adquirió diversas influencias y sumó numerosas técnicas. Uno de los principales cambios se produjo con su auge en Japón.
En Occidente cada vez son más las personas que han optado de manera contundente por practicar el zen ya que han considerado que es la mejor herramienta que tienen al alcance de la mano para poder encontrar la paz, la relajación y la tranquilidad que necesitan en sus vidas.
Y es que dicha apuesta por el zen trae consigo un gran número de beneficios entre los que se encuentran los siguientes:
• Se consigue mejorar de manera notable lo que es la coordinación entre las neuronas que tenemos en el cerebro.
• Es un instrumento muy útil para todas aquellas personas que tienen enfermedades y dolores crónicos pues ejerce como mecanismo coadyuvante.
• Logra mejorar el estado de ánimo.
• Tiene la ventaja de que consigue que cualquier persona pueda mejorar de manera contundente lo que es su capacidad de concentración.
• Permite que desconectemos por completo de nuestra vida y nos situemos en otro plano. De esta manera, dejaremos a un lado el estrés y apostaremos por la paz y la serenidad.
Una de las prácticas zen más usuales es la postura en posición del loto para meditar. La persona debe adoptar esta posición, mantener la espalda erguida y entrecerrar los ojos, mientras deja fluir sus pensamientos sin aferrarse a ninguno de ellos.
Es importante no sólo conseguir la postura adecuada sino también otros elementos que contribuirán a lograr la mencionada paz. Este sería el caso, por ejemplo, de la respiración, que tiene que ser lenta, suave y profunda.
Tanto la posición como la respiración correcta son dos elementos que se irán consiguiendo plenamente con el paso del tiempo. Por eso, los expertos en zen tienen claro que la principal clave para lograr que esta disciplina alcance los objetivos marcados es practicar mucho.