La Flecha Envenenada (Parábola Zen)

11 de marzo de 2019

Un profesor universitario llegó ante el Maestro y le dijo: “Soy un gran estudioso de las tradiciones espirituales de Oriente y Occidente, y antes de decidirme a seguir tu camino me gustaría que me respondieras algunas preguntas sobre el origen del mundo, el destino de las almas, la infinitud del Universo y muchas otras cosas que necesito saber”.

El Maestro miró al inquieto visitante y le dijo: “Buda habló de un hombre que cayó herido, alcanzado por una flecha envenenada. Sus amigos, al verlo ensangrentado, quisieron llamar a un médico para que lo curara, pero el hombre se negó diciendo: “Antes de que venga el médico a examinarme, deseo saber qué tipo de persona me ha herido. ¿es de la casta de los guerreros, o acaso un agricultor? ¿Cómo se llama? ¿Dónde ha nacido? ¿Es casado o soltero? ¿Por qué lo ha hecho? ¿Es negro, blanco o amarillo? ¿De qué tipo de madera era su arco? ¿Qué veneno utilizó? ¿La cuerda del arco estaba hecha de cuero o de fibra de bambú? ¿O de cáñamo tal vez?”. Y de este modo, entretenido por estas preguntas que él consideraba “fundamentales”, los minutos fueron pasando y el hombre murió sin prestar atención a la flecha ni poder despedirse de sus seres queridos.

Ante la mirada atenta del aspirante, el Maestro concluyó: “Te puedes formular decenas, centenares, miles de preguntas, pero la vida espiritual no se trata de contestarlas todas sino de aceptar nuestra profunda ignorancia. Céntrate en lo verdaderamente importante y esto es: la flecha envenenada”.

 
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