6 Claves Para Evitar Mientras Meditamos Que La Mente Se Disperse

12 de septiembre de 2018

Meditar es una oportunidad para conectar con nosotros mismos, para comenzar a ser conscientes de cómo nos sentimos y para observar el ruido de nuestros pensamientos, además de otros muchos beneficios. No obstante, evitar que la mente se disperse al meditar requiere de mucha práctica y de las técnicas adecuadas para lograrlo.

Muchas personas creen que la meditación no es para ellos, porque piensan que no va a poder dejar de pensar o que son incapaces de relajarse. Por ello, es necesario aclarar que el objetivo de la meditación no es detener todos los pensamientos, ni dejar la mente en blanco.

Si tienes pensamientos al meditar, no te preocupes es perfectamente normal. Nuestras mentes son máquinas muy activas. De hecho, se calcula que tenemos ente 60.000 y 80.000 pensamientos al día. Es lógico pensar que con estos números, eso de desactivar a voluntad el acto de pensar no es algo sencillo.

Ahora bien, lo que la meditación nos enseña es a no aferrarnos a los pensamientos y a no huir con ellos. Podemos permitirles que vengan y que se vayan, pero sin dejarnos llevar por la historia o la emoción que puedan provocar. Por eso, aprender a evitar que la mente se disperse al meditar es una de las claves para dominar esta disciplina.

A continuación encontrarás algunos consejos útiles para evitar que la mente se disperse al meditar.

1. Utiliza la respiración
A la mente le ayuda tener una tarea para enfocarse. Así, los ejercicios de respiración son una buena manera de mantener a la mente centrada, a la vez que ayudan al cuerpo a relajarse.

Para usar esta técnica, simplemente puedes contar inhalaciones y exhalaciones. Por ejemplo, puedes ir del uno al cien. Si tu mente vagabundea y te das cuenta de que has perdido la cuenta, está bien. Sé amable contigo y vuelve a empezar.

Focalizar la atención en la respiración ayuda a evitar que la mente se disperse al meditar.

2. Dibuja o imagina formas 
Prueba a dibujar un triángulo con la imaginación mientras estás respirando (inhalar, exhalar, sostener o inhalar, sostener, exhalar). Otra versión de este ejercicio implica intentar dibujar un cuadrado en tu mente (inhalar, sostener, exhalar, sostener).

En ocasiones, puedes ayudarte de algún elemento visual que tengas alrededor para que tu mente se fije en él y le sea más fácil concentrarse. Por ejemplo, la llama de una vea.

3. Practica la meditación guiada
No hay una forma correcta o incorrecta de meditar. La meditación silenciosa es una de las maneras de hacerlo, pero otra forma posible puede ser usar una guía para ayudarte. Cuando te dirige la voz de alguien y te va enseñando ejercicios de visualización, la mente suele estar ocupada con las imágenes. Así, hay menos espacio para que tus pensamientos corran.

Hay multitud de recursos tanto en audios como vídeos, para realizar meditaciones guiadas. Muchos de ellos se pueden encontrar de manera gratuita en Internet. Explora un poco, y no te costará nada encontrar uno que te guste.

4. Acepta tus pensamientos
Al practicar la meditación silenciosa, en lugar de tratar de alejar los pensamientos, dales la bienvenida. Suele pasar que aquello a lo que nos resistimos, persiste. Por ello, darles la bienvenida te permitirá tener más libertad. Una forma de lograrlo es integrarlos en una imagen agradable.

Por ejemplo, puedes imaginar que tu mente es como el cielo azul y tus pensamientos son como las nubes que pasan por él. O que tu mente es un río y tus pensamientos son troncos que se mueven con la corriente. De esta forma, permites el ir y venir de esos pensamientos. Así, tus pensamientos no te afectaran, no dependerás de ellos y no evitarás que permanezcan y te hagan daño. Simplemente obsérvalos flotar.

5. Escribe tus pensamientos
Si tiene muchas cosas en la cabeza, tal vez sea útil para ti registrar esos pensamientos antes de meditar. De esta manera, les estarás dando salida y evitarás que te obsesionen.

Escribe todos tus pensamientos a medida que aparezcan, sin analizarlos, juzgarlos y sin detenerte a pensar si estás formulando cada uno correctamente. Depositar todo lo que tienes en la mente sobre un papel te ayudará enormemente en tus meditaciones.

6. Practica con regularidad
Meditar a la misma hora todos los días, y en el mismo lugar, provoca que tu mente sepa lo que viene. Así, se sentirá más a gusto haciéndolo. La mente no está entrenada para estar quieta y, por lo tanto, luchará contra una solicitud repentina de dejar de hacer aquello que lleva a cabo naturalmente.

Por eso, es fundamental que crees el hábito de liberarte de tus pensamientos. Solo así podrás evitar que la mente se disperse al meditar.

No subestimes el poder de la meditación

Meditar es simple, pero no fácil. No obstante, merece la pena aprender a hacerlo e incluirla en tu vida como un hábito diario. La investigación ha demostrado que la práctica de esta técnica puede tener beneficios positivos en el bienestar emocional y la salud física.

Además, está indicada para tratar afecciones graves como depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas, presión arterial alta, problemas para dormir, dolor crónico… Con las claves que has encontrado en este artículo, meditar te resultará mucho más fácil. Sin embargo, ahora es tu turno. Prueba a practicar esta disciplina y los resultados te sorprenderán.

 
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