“En la paciencia está el placer”…
El sexo tántrico es una práctica que va
más allá del sexo por placer, del sexo mañanero, del rapidín
incontrolado, del desliz, del pasajero, del convencional o de la canita
al aire… es más bien aquél que busca unir las almas en un acto de amor,
pausado y relajado… sin prisas…
A pesar de que las prácticas
convencionales son las que atraen la mayor parte de las veces a los
caballeros, el actuar de forma racional y calmada puede obtener mejores
beneficios para las mujeres e incluso para ellos mismos. La magia del
sexo tántrico se basa en la calidad, no en la cantidad, en él la mujer
no es vista como un “simple objeto sexual”, sino como una diosa que da y
recibe energía.
Sus orígenes se remontan a la antigua
India y al Tíbet, en donde era considerada una práctica abierta a la que
todos tenían paso, ya que permitía acceder a la trascendencia, sin
embargo, surgió en contraposición a las arraigadas ideas de los
brahmanes o sacerdotes hindúes, que sostenían que para poder comprender
la vida y sus misterios era necesario renunciar a las prácticas sexuales
y a todo placer corporal. Por el contrario, los primeros tantristas,
quienes poseían amplios conocimientos sobre yoga y meditación, hicieron
de los placeres del cuerpo una experiencia sublime, es decir, en él, el
cuerpo logró ser considerado “un templo sagrado” merecedor de atención y
cuidados, no sólo en el plano físico, sino también en el emocional y
espiritual.
El sexo tántrico se fundamenta en un mito
hindú, el cual sostiene que “Shakti” (divinidad femenina) y “Shiva”
(divinidad masculina) crearon al universo a través de su cópula y una
danza de amor… de ahí que el origen del mundo haya sido concebido como
un acto amoroso y erótico que podría repetirse a menor escala durante la
unión de dos seres, quienes al fundirse en uno solo, podrían acceder al
“kundalini”, la sutil energía capaz de dar conciencia sobre la propia
existencia.
Y ahora seguramente te preguntarás… ¿Cómo
puedo realizarlo?, ¿cómo incito a mi pareja para experimentar el placer
del sexo tántrico?…
Para empezar es necesario lograr una
cálida ambientación, que te motive e incite a la intimidad, puedes
auxiliarte de algunas velas aromáticas, de flores frescas y aceites para
masaje, recuerda que esta práctica va más allá del sexo convencional,
busca hacer un ritual que despierte y llene tus sentidos. Para ello será
indispensable la música, y los sabores… deben de buscar tener esa
libertad de movimiento y el tiempo suficiente para experimentar y
disfrutar de este acto de amor.
Una vez lograda la ambientación, es vital
aprender a respirar, ésta deberá tener un ritmo adecuado, mientras
uno inhala, el otro exhala y así sucesivamente, la idea es que tu pareja
pueda respirar tu aire y tú el suyo… vivan el momento y abandonen
cualquier pensamiento ajeno a ese instante mágico.
Las caricias son fundamentales, toca a tu
pareja, masajéala sin ser tu prioridad los órganos sexuales, recorre su
cuerpo con sutileza, con la yema de tus dedos, con tu aliento, con la
propia energía de tus manos sin existir roce alguno, esto despertará los
sentidos, verás cómo sus pieles se erizan y sus músculos se contraen
reaccionando a dicha energía.
Bésense sin tocarse, recuerden que es
una práctica pausada, no hay prisa de nada, pero si la excitación es
demasiada, vuelvan a los ejercicios de respiración para no culminar de
forma anticipada, la intención es retrasar el mayor tiempo posible el
orgasmo.
Cabe mencionar que el sexo tántrico no es
una acrobacia sexual, sino un estado íntimo de posesión erótica cuyo
objetivo es un prolongado éxtasis mental y corporal.
Recuerda que en la paciencia está el
placer y probablemente no lo logren a la primera, será necesario
intentar estos ejercicios una y otra vez a fin de prolongar por más
tiempo el goce que puede obtenerse de este antiguo ritual al sentir la
expansión de la conciencia y la liberación de esa energía mágica.
Cerina Zilu