Mientras la escritora Esther Perel visitaba a diferentes países en la gira de su libro
“Inteligencia Erótica” le hacía una pregunta a sus audiencia: ¿Cuándo
encuentran más atractiva a su pareja? No atractiva sexualmente en si,
sino más deseable. Y a lo largo de las culturas, las religiones, el
género, hubo pocas respuestas diferentes.
El primer grupo decía: Es más deseable para mí cuando se va, cuando está
lejos, cuando nos reunimos. Básicamente, cuando entro en contacto con
mi habilidad de imaginarme con mi pareja, cuando mi imaginación regresa
al cuadro, y cuando puedo socavar en la ausencia y el anhelo, que es el
mayor componente del deseo.
El segundo grupo es aún más interesante, decían: Mi pareja me es más
deseable cuando la veo en el estudio, cuando está en escena, cuando está
en su elemento, haciendo algo que le apasiona, cuando la veo en una
fiesta y con otras personas, cuando la veo dirigiendo.
Básicamente,
cuando veo a mi pareja radiante y segura, probablemente es el elemento
más excitante de todos. Radiante y autosuficiente.
Pero tampoco es cuando la otra persona está tan lejos que ya no puedes
verla.
Es cuando vemos a la pareja a una distancia confortable, cuando
esa persona que es ya tan familiar, es por momentos, misteriosa otra
vez. Y en ese espacio entre yo y el otro reside el impulso erótico,
reside el movimiento hacia el otro. Porque a veces, como decía Proust,
el misterio no es viajar a nuevos lugares, sino verlos con nuevos ojos. Y
así, cuando veo mi pareja por su cuenta, haciendo algo en que está
involucrada, veo a esa persona y por momentos tengo un cambio de
percepción, y estoy abierto a los misterios que viven justo a mi lado.
Y el tercer grupo de respuestas generalmente eran: “Me siento más
atraído a mi pareja cuando estoy sorprendido, cuando reímos juntos. Pero
básicamente es cuando hay novedad. Pero la novedad no se trata de
nuevas posiciones. No es un repertorio de técnicas. Novedad es, ¿qué
partes tuyas vas a mostrar nuevas? Crecer, hacer cambios en tu vida,
aprender a mirar con ojos nuevos a tu pareja cada día.
Renovarte.
Reinventarte.
Porque de alguna manera, uno podría decir que el sexo no es algo que uno
hace. El sexo es un lugar al que uno va. Es un espacio al que entras
dentro de ti mismo y con otro. ¿Así que a dónde irías en el sexo? ¿Qué
partes de ti expresas? ¿Qué buscas expresar allí? ¿Es un lugar para la
trascendencia y unión espiritual? ¿Es un lugar para la travesura? ¿Es un
lugar donde puedes rendirte y no tener que asumir la responsabilidad de
todo? ¿Es un lugar donde puedes expresar tus deseos infantiles? ¿Puedes
dar lo mejor de ti? ¿Puedes verdaderamente expresar tus fantasías?
¿Puedes ser tu mismo? Puedes ser todas las formas creativas de tu ser y a
cada momento volver a nacer.